Capitulo 12

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Dió un par de golpes a la puerta y esperó a que le permitieran entrar, lo cual ocurrió unos momentos después cuando le hablaron desde el interior, abrió la puerta y entró lentamente en el salón. La mirada de Milo se posó en ella, tenía los ojos hinchados. Había estado llorando

-¿Qué quieres Marin?- le cuestionó cortante

-Hablar. Lia me contó lo que le dijiste- respondió ella

-¿Cómo esta ella?- preguntó recostando su cabeza en la silla en que estaba y dirigiendo su vista al techo

-No muy bien, le afectó bastante- contestó acercándose un par de pasos

-Me imagino- murmuró con derrota

-¿tú como estás?

-No mucho mejor que ella, supongo

-Milo, lo lamento.- él giró la cabeza y la miró fijamente- Lamento todo lo que te dije la última vez que hablamos, tú tenias razón. Si Aioria o mis hijos estuvieran en el lugar de Shaina, haría lo mismo que tú. No tenía y no tengo derecho a juzgarte, lo siento, lo siento mucho....

-Yo también me equivoque- le interrumpió él- no debí llamarte cobarde, lo siento

-No te disculpes, tú solo dijiste lo pensabas, eso no está mal

Ninguno dijo nada, Milo le hizo una señal con la cabeza indicando la silla a su lado, ella se sentó y ambos se recostaron en el espaldar de sus respectivos asientos, dirigiendo la mirada al techo con cansancio. Por varios minutos reinó el silencio hasta que sin apartar la vista, el mayor cuestionó

-¿Por qué te rendiste en un comienzo? Siempre me acompañabas en expediciones a todas partes y de un día para otro... ya no lo hiciste. Asumí que fue porque te dabas por vencida pero nunca te lo pregunté

-La verdad es que era frustrante. Luego de que secuestraran a Shaina y de que encontráramos a quienes se la habían llevado, ella ya no estaba, después empezamos a seguir las pocas pistas que teníamos pero siempre llegábamos a callejones sin salida. Ella siempre fue más que mi mejor amiga, fue como familia para mí y... no saber si estaba bien o si algo le había pasado, era horrible, era algo que no podía soportar más. Tú si lo soportaste, por años lo hiciste, y... no sé, creo que pensaba que un día tú aparecerías con ella y me dirías ''te lo dije''- dijo ella con sinceridad

-Ja, yo también creí que te diría ''te lo dije''- comentó jocoso y un segundo después continuó más serio- Para mí también era horrible. Cada que creíamos estar cerca de encontrar algo y al final no era nada... era la peor sensación

-Entonces ¿Por qué seguiste?

-Por Lia

-No entiendo

-Yo... perdí a mis padres cuando era un niño, fue algo horrible y no quería que Lia tuviera que pasar por lo mismo. Quería que cuando fuera mayor pudiera contar historias de cómo sus padres hacían lo que fuera con ella. Quería que si un día veía a sus padres, notara las cosas en las que se parecía, si acaso tenia las mismas manías que alguno, quería que ella pudiera notarlo y no que alguien se lo dijera como si fuera cualquier cosa. Ella se merecía una vida de momentos con su madre... y me sentía culpable. El día que atacaron el santuario, Shaina fue directamente a proteger a Lia y yo no pude protegerla... a ninguna

-Eso no es cierto, has cuidado de Lia por dieciocho años y has hecho un trabajo increíble. Respecto a Shaina, hiciste todo lo que pudiste y más

-Gracias Marin

-¿Por qué?- preguntó y finalmente desvió la mirada del techo para posarla en el mayor

-Por animarme, sabes que decir para hacerme sentir mejor y siempre estás a mi lado cuando te necesito, eres una gran amiga- respondió él también mirándola con una sonrisa

-Tú igual

La búsqueda de ShainaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora