Izana Kurokawa

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Te despertaste por la mañana al sentir el frio abrazarte.

Afuera estaba nevando, de una forma muy bonita y tranquila, como si el clima supiera que era un sábado por la mañana, un día en el que no tenias que hacer nada, solo descansar acurrucada entre mantas y tomando algo caliente mientras veías los copos de nieve caer.

Luego de ver caer la nieve por algunos segundos, te diste cuenta de que la segunda razón por la que despertaste por el frio, era que tu prometido no estaba en la cama.

Extrañada saliste de la cama para ir a buscarlo, claro que no sin antes agarrar una manta muy abrigada y ponértela encima de los hombros, arrastrándola a medida que caminabas.

Normalmente eras tu quien se levantaba antes.

A paso lento, por la somnolencia, llegaste a la sala, y ahí lo viste.

Estaba sentado en uno de los sillones individuales, con una taza de té en las manos y mirando la nieve a través del gran ventanal. Parecía estar muy metido en sus pensamientos como para notar que estabas a solo pocos metros de él.

Caminaste hasta Izana y pasaste tus manos por sus hombros, deslizándolas hasta su pecho, agachaste un poco la cabeza y le diste un beso en la mejilla.

Aunque no había notado tu presencia hasta que lo tocaste, no se había inmutado. Eso era algo que siempre te sorprendía de él, pocas eran las veces en las que se podían sorprender o sobresaltar a este hombre.

Con total tranquilidad agarro una de tus manos y la beso, para luego regalarte una pequeña sonrisa.

- ¿Te desperté, preciosa?- preguntó con calma.

- Mm - negaste sin hablar - El frio lo hizo, mi amor.

Al escuchar eso, dejo la taza humeante en el piso, y todavía sosteniendo tu mano que había besado, te guío al rededor del sillón para que te sentaras en su regazo.

Izana paso sus manos por tu cintura, abrazándote; y tu pasaste uno de tus brazos por detrás de su cuello, y con tu mano libre terminabas de acomodar la manta sobre ustedes dos.

Y ahí estaban, acurrucados en frente del ventanal viendo la nieve.

- ¿Esta todo bien? - preguntaste luego de unos minutos acariciándole el pelo.

- No lo se - dudó un poco - Creo que no - respondió con total sinceridad.

- ¿Quieres contarme que paso? - hablaste con tranquilidad - También podemos quedarnos en silencio mientras te hago mimos, o puedo irme si es que quieres estar solo - seguiste acariciando su pelo - Dime que prefieres.

El peliblanco apretó levemente tu cintura y dejo un beso en tu hombro al escuchar lo ultimo.

- Preferiría que te quedaras conmigo si no es molestia.

- Nunca eres molestia.

Se quedaron en un silencio cómodo por algunos minutos hasta que Izana decidió hablar.

- Pronto se acerca navidad...- comentó - Y... ellos quieren que pasemos navidad allí.

Asentiste lentamente.

- ¿Y tu quieres ir?

- No se...- hablo mirando un punto fijo- La terapeuta dijo que seria bueno que intentara salir un poco de mi zona de confort e interactuar de a poco con ellos.

Hubo un pequeño silencio.

- Creo que deberíamos ir - hablo mientras empezaba a mover su pierna de arriba a abajo- Seria lo mejor, ya sabes, para finalmente cerrar ese ciclo y hacer que deje de haber tanta tensión entre ellos y yo y y- me voy a sentir fuera de lugar bal bla 

Tokyo Revengers one shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora