7. Amanda

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TINDY: Qué gusto conocerte en persona, mamá me ha hablado mucho de ti.

EMMA: Ay, no seas así.

SARAH: Encantada.

TINDY: Ella es Cinthya, mi chica.

CINTHYA: Hola, que linda tu blusa.

SARAH: Gracias.

EMMA: Ven, vamos.

Tu mano tocó mi hombro, como en un abrazo y seguro enrojecí, la quitaste pronto sin embargo, la dejaste caer en mi espalda antes de alejarte por completo. Te seguí a la cocina, en donde me presentaste a Linda, la mujer que atiende tu casa desde hace 10 años por lo menos, nos quedamos calladas un rato.

EMMA: ¿Necesitas ayuda, Linda?

LINDA: No, señora, estoy bien.

EMMA: Ok. (Me miraste) ¿Me acompañas?

Asentí.

Fuimos a tu estudio.

SARAH: Este es nuevo. (Señalé la escultura de un cuerpo femenino acostado)

EMMA: Sí.

SARAH: Me gusta mucho.

EMMA: ¿Lo quieres?

SARAH: No te molestes, en serio.

EMMA: No lo quieres. (Te reíste)

SARAH: No es eso, es que no tienes que darme algo cada vez que te digo que me gusta.

EMMA: ¿Por qué?

SARAH: No lo sé, es tuyo.

EMMA: Por eso te lo puedo dar. (Sonreíste desganada) Ni modo.

Caminaste hasta el otro extremo de la habitación y destapaste una fina escultura de corazón en madera.

EMMA: Ojalá le guste a Tindy.

SARAH: Es hermoso, Emma.

EMMA: Gracias. Me tardé mucho en el acabado, creí que sería más sencillo de hacer, pero me tomó varias horas más de lo estipulado.

SARAH: Le va a encantar, estoy segura.

EMMA: A ver si esto nos inventa un tema de conversación, no suelta a Cinthya.

Subimos y volvimos a pasar por la cocina. Linda nos sonrió amablemente y cruzamos hasta el patio trasero en donde estaban ya sus dos hijos y sus respectivos invitados. Saludé a Gaia, a sus amigas.

VANESSA: Qué linda tu blusa.

GAIA: Su cabello me gusta a mí.

LORE: ¿De dónde conoces a la señora Thompson, Sarah?

SARAH: Un pequeño accidente hace varias semanas.

Mirando a Gaia.
LORE: ¿Tu mamá tuvo un accidente?

GAIA: Cuando perdió el celular.

VANESSA: ¡Oh, tú eres Sarah!

GAIA: No empiecen.

LORE: A nuestra amiga le agradas.

SARAH: Que linda, a mí también me caes muy bien.

VANESSA: ¿Vas a venir más seguido? Con la señora Thompson a veces tenemos pijamadas, ella siempre se va a dormir mas temprano pero tenemos una especie de reunión temprano, con pizza, disfraces. A Gaia le gusta disfrazarse, pero la última vez, su mamá le ganó, así que estamos esperando la siguiente para ver qué pasa.

GAIA: Mi madre es divertidísima.

SARAH: Estoy de acuerdo.

Lore y Vanessa sonrieron cómplices.

GAIA: Le diré que te invite a la próxima.

SARAH: Sería lindo.

EMMA: Chicas, la comida está lista. (Volteé a mirarte y estabas justo a mi lado) Vamos. (Susurraste)

El almuerzo estuvo muy rico. Casi a la misma hora Gaia y sus amigas se fueron al cine y Tíndy y Cinthya fueron a visitar a viejos amigos de él. Nos habíamos quedado nosotras y Linda en la cocina. Tú estabas lavando los platos y yo los secaba. Linda terminaba de recoger las sillas y la mesa del jardín.

EMMA: ¿Te ha gustado?

SARAH: Sí, estoy muy contenta.

EMMA: Yo también. Siempre que estamos juntos la pasamos bien pero hoy ha sido todo muy orgánico, cada uno entretenido en lo suyo y al mismo tiempo compartiendo entre nosotros.

SARAH: Tienen mucha química, es muy lindo de ver.

Asentiste.

LINDA: Señora, está todo limpio.

EMMA: Perfecto, Linda, eso es todo, gracias.

LINDA: A usted. Hasta luego.

SARAH: Mucho gusto, Linda.

LINDA: Igualmente.

Linda salió de la cocina y me pasaste el último plato tendido por secar. Extendí mi mano para recibirlo y me lo entregaste, pero lo sostuviste todavía.

SARAH: ¿Qué?

EMMA: Dame un beso.

Sonreí, gustosa me acerqué a cumplir tu deseo y luego me lo entregaste.

EMMA: Háblame de ti.

SARAH: ¿Qué quieres saber?

EMMA: ¿Qué estás buscando?

Silencio.

EMMA: Tú ya sabes sobre mí, estuve casada con Greg por casi 11 años, fue un gran matrimonio, él era muy atento y me quería mucho, y quería a sus hijos incalculablemente. No solíamos molestarnos con el otro, no es que estuviéramos de acuerdo en todo, pero sabíamos ceder. Los últimos tres años nos mudamos a una casa pequeña, en medio de la nada, calmada. Salíamos a caminar por las tardes y ver el cielo, había como a media hora un restaurante pequeñito que se llamaba Amanda, el aire que corría en el campo me daba la sensación de que iba a durar para siempre. Básicamente ya tuve al amor de ensueño ¿no? No estoy esperando más. ¿Y tú?

SARAH: No me he casado nunca.

Silencio.

EMMA: Ok...

Silencio.

SARAH: Estuve con una chica, Jez, Jéssica. Nos quisimos mucho pero no nos entendíamos, creo que es algo mío el querer más, sentir que por un momento todo es suficiente, pero un segundo más y solo "falta algo". No sé cómo explicarlo, es una inquietud hasta física, como si me precipitara al final de todas las cosas. Yo no he respirado de ese amor del que hablas.

EMMA: Todavía.

SARAH: Sí. Ahora pareces preocupada.

EMMA: No, para nada.

SARAH: Es extraño ser sincera, seguro ahora te aterra salir con un huracán atrapado en un vaso de agua.

EMMA: Ahora que lo dices así, creo que es eso lo que estoy buscando.

SARAH: ¿Cómo?

EMMA: La adrenalina.

NO ES CASUALIDAD (Emma Thompson, Sarah Paulson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora