Tutora

408 7 6
                                    

Ciri x Cahir
(Universo alterno)

—Tranquila, ¿si?— decía su amigo por la otra línea telefónica.

Ella soltó un suspiro tembloroso al estacionarse frente a la casa. Miró el hogar por la ventana del vehículo encontrándose con una fachada normal.
Ella esperaba ver un lugar horrible y tenebroso.

—Ya he llegado— comunicó.

—Recuerda, en el mundo pueden haber cientos de personas con el nombre Cahir Ceallach

—Realmente lo dudo, Dara— respondió nerviosa.

—Aun estás a tiempo de irte, decir que ya no podías aceptar el trabajo. Él no te ha visto, ¿cierto?

Escudriñó el lugar. Era un vecindario tranquilo y silencioso, parecía que no viviese nadie en aquel lugar. Aquello le dio demasiado miedo creyendo que todo el asunto de necesitar una tutora para su hijo había sido un broma como las que él solía hacerle cuando iban a la escuela.
Imaginó un escenario en el que entraba a la casa y se encontraba con todos los amigos de Cahir listos para hacerle algún tipo de broma. Ella solo esperaba que no fuese una broma infantil como lanzarle agua o pintura. No quería que su ropa estuviese manchada porque luego iría a cenar con su abuela y debía estar presentable.

—No puedo irme. Me ha pagado por adelantado. Estaría robándole

—No es algo que él no hubiese hecho ya— comentó Dara.

Antes que pudiese seguir hablando, sintió una mirada detrás de ella. Buscó a alguien y encontró a un niño observándola por la ventana del segundo piso de la casa. Cuando ambos intercambiaron miradas, el pequeño la saludó con una sonrisa en el rostro.

—Hay un niño en la ventana, justo ahora me está saludando— informó ella —. No creo que esto sea una broma

—Sigo sin confiar. Por favor, Ciri, si pasa algo vete de ahí, llámame o llama a la policía. ¡Diablos! Debí acompañarte

—Tranquilo, estaré bien— dijo ella intentando calmarse a sí misma.

Se despidieron y Ciri bajó del automóvil con las cosas que necesitaría.
Alzó los ojos encontrándose bajo la atenta mirada del alegre niño, él volvió a saludarla. Ella le dio una sonrisa.
Tocó la puerta tomando todas y cada una de las fuerzas de su interior. Aguardó unos instantes.

No pasó mucho tiempo cuando la puerta fue abierta permitiéndole ver al dueño de la casa.
Ella evitó a toda costa no hacer una expresión de asombro al verlo. Habían pasado años desde la última vez que lo vio y notó que la adultez lo favoreció de sobre manera.

—Buenas tardes, me alegro que hayas venido— sonrió él, educado como solía ser con cualquier persona que no fuese ella. Ciri suponía que no la había reconocido o fingía hacerlo —. Ven, pasa

Cahir la dejó pasar a la casa y sujetó su chaqueta para colocarla en el perchero.
Ciri observó el interior encontrando la casa muy linda como si fuese parte de una revista. Su casa no era ni la mitad de bonita o grande.
Si, la había llevado para presumirle su casa.

—Nuevamente te agradezco que hayas tomado mi...caso— pareció pensar qué palabra utilizar para definir su situación.

—No agradezcas, es parte de mi trabajo

Lanza una moneda  [One-Shot's]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora