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En un gran cuarto donde el piso era una imitación de madera, las paredes estaban cubiertas por un tapiz oscuro, en una de ellas todo tipo de armas tradicionales y armas actuales. Allí dentro se escuchan las pisadas rápidas y los fuertes golpes, las respiraciones calmadas pero al mismo tiempo rápidas. En ese lugar se encontraban cuatro hombres mirándose fijamente mientras adoptaban poses de lucha, todas en diferentes estilos.

Dos de los hombres se adelantaron primero para atacar a un castaño de fría mirada, hábilmente esquivaba los golpes y patadas, haciendo acrobacias de por medio y corriendo de un lado hacia otro. Logrando dejar a los dos hombres en el piso, el restante atacó sin piedad, pero al igual que los primeros, fue cuestión de minutos para que también terminara en el piso, cuando terminó con él, se arrodilló poniendo una mano en el pecho del hombre.

— ¡¿Dage, está bien?! — preguntó asustado al ver al hombre poner una mano en su pecho y quejándose de dolor.

Aquella mirada fría había sido reemplaza por una de sincera preocupación. El hombre dejó de quejarse y con su mano aplicó una llave haciendo que el castaño comenzara a dar rápidos y suaves golpes en sus brazos pidiendo que lo soltara. Aquel hombre de cabellera canosa rió dejando al menor libre y haciendo reír a los presentes.

— Eres tan fácil de engañar Tayden — dijo otro de los hombres.

— No soy fácil de engañar, solo pensé que le había dando un golpe muy fuerte Dage.

Los hombres rieron mientras negaban.

— Debes siempre mantener tu mente enfocada Tayden, una distracción igual y te costaría la vida.

Tayden asintió con una sonrisa y posteriormente dejó salir una pequeña risa.

— Aún así, creo que no lo hice tan mal.

— ¡¿Eso es algo por lo que deberías estar orgulloso?!, ¡¿AH?!

— Ge-gege — tartamudeó pasando su vista a un quinto hombre que lo miraba con frialdad.

— Dage tiene razón... Aunque sea tu propia familia, ¡jamás, y escucha muy bien mis palabras Tayden! ¡Jamás te distraigas por algo parecido, no importa si alguno de nosotros está muriendo a tu lado!... Tú debes continuar y no mirar hacia atrás. ¡¿Cuánto tiempo llevas haciendo lo mismo ah?! Te convertirás un guardián muy pronto y sigues cayendo en la misma trampa de tus mayores. ¡¿Es así como piensas defender al próximo descendiente?! Deja de ser tan compasivo y no te detengas a mirar a nadie más que no sea tu protegido. Tienes que ser egoísta. ¡¿Me entendiste Wang Yibo?! — reprochó fría y seriamente.

— L-lo entiendo Gege, no volverá a suceder. Lo lamento — dijo agachando la mirada.

— Vamos joven ShaoRan, no sea tan duro con Tayden.

— Solo lo estoy corrigiendo, ustedes me han ayudado a entrenarlo desde que tenía cinco años, y están consientes de que siempre es lo mismo con él.

— ¿No cree que solo es porque se preocupa por nosotros? Después de todo, ha pasado la mayor parte de su vida entrenando con las mismas personas... No sea tan estricto con Tayden.

— No Dage, mi Gege tiene razón... Prometo, que no volverá a pasar nuevamente — volvió a decir esta vez haciendo una reverencia completa e incorporándose de nuevo pero aún manteniendo su cabeza gacha.

— ¿Podrían dejarnos un momento a solas? — pidió ShaoRan.

Los cuatro hombres asintieron abandonando la sala. El hombre suspiró y se acercó al menor quien mantenía su mirada fija en el piso, con su mano izquierda tomó el hombro derecho del castaño. Yibo miró atentamente el tatuaje que adornaba el brazo de su hermano, por lo que decidió levantar su mirada, la seriedad en los ojos de su hermano seguía ahí, aún conservaba ese frío que lo caracterizaba pero sabía que lo estaba mirando con ojos de amabilidad, como siempre lo había hecho.

The Promise [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora