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A medida que los días transcurrían y la convivencia con Xiao Zhan y Xiao Rulan era más frecuente, Wang Yibo fue descubriendo más y más cosas que mientras estaba en pleno avance de su mision, sus pensamientos lo obligaban a detenerse un momento y abruptamente para replantearse lo que estaba sucediendo, el cómo estaban sucediendo las cosas y en el cómo debería manejarlo.
Ahora, ahora era uno de esos momentos en los que tuvo que obligarse a detener su marcha y cuestionarse acerca de sus decisiones y lo que debía hacer.

Miraba apartado cómo Xiao Zhan daba un tranquilo paseo nocturno mientras comía alguna golosina. Sintió una corriente recorrer todo su cuerpo mientras una bomba de emociones explotaba en su pecho, lo que lo hizo soltar un pequeño jadeo, suspiró y prontamente dejó que el frío aire llenara sus pulmones para calmar a su acelerado corazón.

Pues, aquellas imágenes que últimamente habían estado apareciendo constantemente en sus sueños y pensamientos, volvieron a aparecer.
Xiao Zhan tirado en piso sobre un gran charco de sangre, con sus ojos abiertos mostraban su desesperación desatada y su lucha por ponerse de pie, él agonizaba mientras miraba con dolor al pequeño Rulan quien estaba a su lado sosteniendo su mano, llorando desconsolado, al ver a su padre morir. Era una de las imágenes y la más suave de todas, que en las últimas semanas lo habían estado abrumado manteniéndolo en una cuerda floja de emociones, las cuales hacían que su pecho se presionara con tanta tensión que sentía el impulso de tomar al pelinegro en sus brazos y no soltarlo.

Sacudió su cabeza intentando disparar aquellas imágenes y pensamientos de su mente, pero no se dio cuenta en qué momento había comenzado a caminar a la par del pelinegro, incluso un poco más adelantó por algunos centímetros. Aún sumido en su mar de olas de confusión, seguía sin prestar atención a su alrededor. En ese instante fue cuando sus instintos despertaron ferozmente desatandose con fuerza el instinto de autoprotección, y pasó gracias que sintió un roce en su hombro.

Levantando su brazo y su mano en forma de puño, de manera rauda no contuvo todos sus impulsos de soltar un fuerte golpe y se giró rápidamente. Y, como si se tratara de algún ancla a la realidad, el rostro asustado de Xiao Zhan lo sacó de su ensoñación.

Parpadeó un par de veces con el propósito de iluminar su mente ensombrecida, bajó su puño y su compostura se arregló, aclaró un poco su garganta y desvió su mirada para comenzar a respirar profundo y disimuladamente.

— ¿Yibo... estás bien?

Escuchó ese suave y dulce tono con el que le habló, escuchó como si la más delicada, dulce y sofisticada sinfonía se tocaba especial y lujosamente para él, sintió sus orejas y mejillas quemar, pero también sintió una fuerte punzada en su cabeza que lo llevó a perder el equilibrio.

— ¡Yibo! — llamó tomándolo del brazo cuando se tambaleó.

El castaño colocó una mano en su cien y volvió a sacudir su cabeza dispersando el dolor. Esta vez fijó su mirada y el rostro de preocupación de su menor e internamente se alegró de verlo con claridad.

Xiao Zhan — llamó en voz baja.

— Yibo... ¿estás bien?, ¿qué tienes?, ¿te sucede algo? — la preocupación hablaba por él.

— Estoy bien, sólo... sol-

Dejó de hablar cuando vio la mano de Xiao Zhan acercarse a su cara y posteriormente posarse en su frente. No entendió cuando el pelinegro abrió sus ojos de sobremanera, tampoco entendió cuando comenzó a tocar toda su cara de manera desesperada y preocupada.

— ¡Tu cara está ardiendo!, tienes fiebres, ¡¿cómo es posible que este de pie ahora?!

" Pero... no me siento mal "

The Promise [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora