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Otra semana más había transcurrido y Wang Yibo se encontraba en la universidad comprando un café para combatir su cansancio.
Había pasado todo el día anterior buscando algo de información que le fuera de ayuda para su misión, pero cuando se percató de la hora que marcaba su reloj, tuvo que detener todo, ya eran las seis de la mañana y tenía que alistarse para la universidad.

Durante la semana, se había dado cuenta de que algo sucedía, pues últimamente las miradas y constantes susurros para nada disimulados le indicaban que algo había pasado. Decidió no tomarle tanta importancia y solo se dedicó a tomar su café para reponer energía.

Pero llegó el almuerzo y la extrañeza de no ver al pelinegro otra vez se hizo presente. No se lo había topado a la entrada, tampoco en su hora libre, en la cuál tomaban el almuerzo juntos, y eso le hacía preguntarse, ¿Dónde estaba?

Con esta pregunta rondando en su cabeza, con la confusión y el mal presentimiento que comenzaba a sentir, sacó su teléfono para comprobarlo.
No habían mensajes o llamadas perdidas, y esto lo hizo fruncir el ceño. Ahora que lo pensaba mejor, en esa última semana, lo único que había notado era cómo Xiao Zhan lo trataba de evitar a toda costa.

Rápidamente buscó la única aplicación que le daría respuesta, la misma que su hermano había creado para él, el rastreador. Y este le dio la respuesta, estaba a algunos cuantos metros lejos de él.

"Tal vez esté ocupado" pensó.

— ¿Qué es eso? ¿Qué haces? — levantó la mirada y se encontró con un grupo de chicos que tomaba asiento frente a él, y entre ellos, reconoció a dos.

— Viendo cuál es lote baldío más alejado de la ciudad donde sea impensable buscar un cadáver — dijo sin ganas, en un tono serio y sin expresión alguna.

— ¡Vaya! Enserio era cierto lo que decían de tu carácter amigo.

— Entonces eso me hace pensar que eres lo suficientemente inteligente como saber que no es conveniente tenerme de enemigo... Largo.

El chico río de lado y asintió. Yibo salió de la aplicación para ir al chat que tenía con Xiao Zhan, quiso suspirar al ver que este aún ni le había contestado los mensajes que le había enviado hace unas horas, pero se contuvo.

¿Dónde estás?, ¿te encuentras bien?

Dime si sucedió y podemos arreglarlo. No me has respondido los mensajes y estoy algo preocupado.

Llámame en cuanto leas esto...

Era lo que había escrito en los mensajes, ahora la tecnología le hacía ese favor y era lo que agradecía al cielo, porque cuando se ponía a pensar, se preguntaba ¿Cómo le hicieron sus ancestros para comunicarse con sus protegidos, si no tenían en avance en la tecnología que tenían hoy en día? Debió ser complicado para ellos.

— ¿Tuviste una pelea con tu novio? — escuchó la burla e el tono de voz.

Fijó su mirada en la persona frente a él y no respondió.

— Nos enteramos que... tú y Xiao Zhan están juntos, ¿es cierto eso que dicen los rumores? — nuevamente no respondió.

— Ya sabes, dicen que el sábado los vieron a ti y a él con un niño pequeño... dicen que, tú te harás cargo del niño, ¿es cierto? — no hubo respuesta.

—  Vamos amigo, si hasta les tomaron una foto y anda rondando por todo el lugar... ¿sabes?, al contrario de los demás, yo creo que es porque te está engañando y solo quiere que alguien se haga cargo de su hijo... ¿Acaso es por eso que Xiao te anda evitando todo el tiempo? Porque en cuanto te ve se va corriendo para otro lugar, ¿si es por eso? — y ahí estaba lo que quería oír. Efectivamente, Xiao Zhan lo estaba evitando.

The Promise [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora