Esa chica.

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Aidan Gallagher.

Tecleo en mi computadora mientras que Teeth de 5 Seconds Of Summer se reproduce por mi habitación, ahora mismo debo concentrarme para terminar un ensayo que me han dejado de tarea para la clase de literatura. El tema fue libre, así que decidí escribir sobre el medio ambiente y la importancia de cuidarlo.

Lo admito, me preocupo demasiado por el bien del planeta.

Estaba a punto de concluir mi ensayo, cuando la llegada de un mensaje a mi celular me hizo dejar lo que estaba haciendo para revisarlo. Al ver la pantalla, me di cuenta de que era un mensaje de Chase y que se trataba de fotos para su fiesta de cumpleaños que sin duda lo tenía como un loco, realmente quedaba claro la importancia que Chase le daba a sus fiestas.

Chase: ¿Creen que deba colocar una fuente de chocolate?

Arrugué las cejas ante su mensaje, ¿una fuente de chocolate? Sin duda eso era sumamente excesivo.

Yo: ¿No crees que es demasiado?

Chase: Cuando se trata de mi cumpleaños, nada es demasiado.

Tyler: Estás loco, nadie se obsesiona tanto por su cumpleaños como tú.

Chase: Ja ja ja, mira quien habla, el loco de los cómics.

Tyler: Con mis cómics no te metas.

Chase: Y tú con mis fiestas tampoco.

Decidí ignorarlos porque sabía que comenzarían una pelea entre ellos, al final ambos terminarían hablando de fiestas y cómics porque así eran esos dos. Sonreí cuando me di cuenta de que por fin había terminado mi ensayo, así que solo guardé el archivo en mi computadora y la apagué. En ese momento mamá entra a mi habitación, en sus manos tiene un vaso de agua y las pastillas que debía tomar por mi padecimiento.

—Hora de la medicina, cielo —anunció, pasándome el frasco de medicinas.

Metí una pastilla a mi boca y después bebí agua cuando mamá me extendió el vaso, ella jamás permitía que se me olvidara tomarme mis pastillas. Lauren Gallagher era una mujer que cuidaba de mí y eso se podía demostrar siempre.

—Gracias, mamá —dije.

Ella tomo asiento en mi cama, a veces se quedaba a charlar conmigo.

—¿Qué tal tu día? —preguntó.

Yo tomé asiento nuevamente en la silla de mi escritorio.

—Tan normal como siempre —pensé si debía decirle sobre mi nueva amistad, sabía que ella iba a sorprenderse —. Hay algo que debo contarte.

Mamá tomo una postura que me dejaba en claro que era todo oídos.

—¿Qué es?

—Hice una nueva amiga —mordí mi labio —. Bueno, más bien es mi primera amiga.

—Eso es maravilloso, cielo —asintió —. Cuéntame cómo se conocieron.

Lo pienso un poco, me doy cuenta de que sin duda la manera en la que nos conocimos realmente no fue el día que la ayudé con la maquina expendedora, sino más bien fue cuando creí que ella saltaría de la azotea de la escuela. Sin duda nuestra historia era tan rara y divertida a la vez, creo que jamás me arrepentiría de haber corrido hacia la azotea, teniendo en cuenta que el correr tan rápido como lo hice ese día es algo que es prohibido para mí gracias a mi condición médica.

—Bueno, creí que ella saltaría de la azotea de la escuela, así que corrí hacia su rescate y...

—¡¿Qué?! —exclama mi madre, interrumpiéndome —. ¡¿Cómo que corriste?!

H E A V E N (Aidan Y T/N) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora