Nate.

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T/N Parker.

Desde que puse un pie en mi trabajo, me he dado cuenta de que porto una tonta sonrisa en mi rostro y es algo tan nuevo en mí ya que la mirada curiosa que me dio mi jefe al llegar me lo comprueba, hasta me ha preguntado si me he levantado de buen humor ya que me nota distinta a otras ocasiones en las que he tenido una cara que podría hacer pensar a todos que los odio. Pero claramente mi buen humor se debe a cierto ojiverde que sabe cómo alegrarme sin siquiera esforzarse, esta mañana desperté super temprano y nuevamente me escabullí por su ventana para salir de su casa e irme a la mía, agradecía que papá estuviera lo suficientemente ebrio como para no percatarse de mi llegada, lo había encontrado durmiendo en el suelo de nuestra pequeña sala y con botellas a su alrededor.

Quisiera decir que eso no me sorprendía, pero la verdad es que era demasiado usual ya que no le tomaba importancia y ni siquiera entraba en pánico al ver a papá así, además de que no quería que su situación arruinara mi buen humor. Así que solamente lo ignoré y salí de casa para venir al trabajo, ahora estaba sentada mientras leía una revista y esperando al próximo cliente que cruzara aquella puerta de la tienda de cómics en la que trabajo, aun faltaba una hora para mi descanso. Mientras pasaba las páginas de la revista, mi mente no prestaba atención a lo chismes que estaban escritos ahí, sino que estaba ocupada en plasmar el rostro del ojiverde en mis pensamientos.

Ahora ojiverde es su nuevo apodo, ¿eh?

Parecía que así era, definitivamente sus ojos se habían quedado grabados en mi cabeza y es que el haberlo tenido tan cerca de mí me bastó para poder detallarlos bien y perderme en la profundidad de que emanaban. ¿Aidan era consciente de los lindos ojos que tenía? Yo esperaba que sí, estaba segura de que no era la única persona que pensaba que esos ojos verdes podían transmitir tantos sentimientos de tan solo verlos. El tintineo de la campana de la entrada sonó, anunciando la llegada de un nuevo cliente, así que bajé la revista de mi cara para poner total atención a la persona, no quería que mi jefe me viera y pensara que no le prestaba la atención necesaria. Podía ver el cabello del chico que ingresó paseándose por los estantes llenos de comics, parecía buscar algo, hasta que decidió acercarse al mostrador y es ahí donde me di cuenta de que se trataba del amigo de Aidan que parecía tener una rara obsesión por los cómics.

¿Cuál era su nombre? ¿Timmy? ¿Teo?

—Hola, T/N —saludó él.

Genial, él recuerda mi nombre y yo no recuerdo el suyo.

Si que eres pésima.

—He olvidado tu nombre —dije apenada —. Lo siento.

Él no pareció afectado, ya que solo me dedicó una pequeña sonrisa.

—Me llamo Tyler.

—Tyler, claro —sonreí —. ¿Te puedo ayudar con algo?

No dudó en asentir.

—Estaba buscando el nuevo cómic que saldría —pareció pensar por un momento —. Guerra nocturna se llama.

Me acerqué a la computadora y tecleé el nombre del comic, volví mi vista hacia él una vez que tuve el resultado de la búsqueda.

—Lo siento, al parecer nos llega en tres días —le informé y eso pareció decepcionarlo un poco —. Pero puedes venir en cuanto llegue, prometo apártate uno.

Tyler sonrió agradecido y antes de que pudiera decir algo, la puerta del local volvió a abrirse para darle paso a la persona que menos esperaba ver por aquí.

Quisiera decir que era Aidan el que había entrado por esa puerta, que era él quien había causado que mi respiración se cortara y que mi corazón se hubiera puesto como loco, pero lamentablemente no era así y definitivamente no era el ojiverde quien estaba parado frente a mí.

H E A V E N (Aidan Y T/N) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora