Daddy Issues.

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T/N Parker.

Caminé hasta sentarme debajo de las gradas del campo de fútbol, de mi mochila saqué los chocolates que había comprado en la máquina expendedora y me dispuse a comerlos tranquilamente. Mis ojos miraban al equipo de fútbol que se preparaba para entrenar en la cancha, buscaba la forma de enfocar mi atención en otra cosa que no fuera el dolor que sentía en uno de mis brazos. Agradecía que este día fuera un tanto frío, ya que me había colocado un pequeño suéter manga larga, ya que ocupaba algo que me ocultara la marca que tenía.

El dolor era notorio, pero tenía que aguantarme porque no quería que nadie a mi alrededor se diera cuenta de que algo andaba mal en mí si me veían la cara de pesar. Un nudo se instaló en mi garganta en el momento que el recuerdo de lo que sucedió el sábado por la noche invadió mis pensamientos.

Caminaba hacia mi casa con una pequeña sonrisa en mi cara, sin duda alguna me sentía un poco feliz el hecho de que Aidan se haya ofrecido a traerme a casa, era la primera vez que me pasaba y sin duda se sentía bien. Me giré para ver si el ojiverde no me había seguido, pero me tranquilicé al ver que no lo había hecho.

Llegué hasta la puerta de mi casa, sentí un alivio al ver las luces apagadas ya que eso me indicaba que papá aún seguía fuera, pero mi alivio no duró mucho cuando crucé por la sala y me di cuenta de que la televisión estaba encendida y que en el sofá se encontraba mi padre. En una de sus manos tenía una botella de licor casi vacía, sus ojos recayeron en mí y me puse un poco nerviosa porque no quería topármelo ahora y menos en estado de ebriedad.

—Por fin llegas —dijo, claramente borracho —. Tráeme una cerveza de la nevera.

Sé que debía obedecerlo porque si me negaba sería peor, pero simplemente me negué a su orden.

—No —dije, haciendo que su mirada se endureciera —. No voy a traértela.

Sentía el corazón latiéndome como un loco, todo mi cuerpo sentía el miedo y me las tuve que ingeniar para no demostrarlo ahora. Mi padre se puso de pie, dejando caer la botella de su mano y acercándome a grandes pasos hacia mí, su mirada me gritaba que mi negación lo había enojado completamente.

—¡¿Qué dijiste?! —me gritó.

Quería echarme para atrás y decirle que sí traería su cerveza, pero sería demostrarle miedo.

—Que no voy a traerte... —no pude terminar de hablar.

Mi padre me tomó bruscamente del brazo, ejerciendo demasiada fuerza haciéndome sentir como sus dedos se clavaban en mi piel, sabía que dejaría una gran marca y que el dolor sería insoportable. Me zarandeó bruscamente, mientras me gritaba a la cara.

—¡¿Quién te crees que eres para desobedecerme?! —gruñía sin parar —. ¡No eres nadie! ¡Absolutamente nadie, mocosa!

Me soltó de golpe, haciendo que yo me cayera al suelo, él me miraba con rabia pura.

—¡Sal de mi vista ahora mismo! —vociferó —. ¡No quiero verte en cuanto haya ido por mi cerveza!

Papá se dio la vuelta para ir a la cocina y yo aproveche ese momento para correr escaleras arriba e ir a mi habitación y encerrarme ahí. Le puse seguro a la puerta, aunque sabía que papá no entraría, jamás estaba de más estar prevenida, dejé mi pequeña mochila por un lado y caminé hacia mi cama para quitarme mis botas y recostarme hasta quedarme dormida.

Un dolor punzante me saca de mis pensamientos y me doy cuenta de que he tocado mi herida de una manera inconsciente, suelto un suspiro y decido seguir comiendo mis chocolates. Una figura masculina se posa delante de mí, alzo la vista para encontrarme con el ojiverde con el cual he estado coincidiendo últimamente.

H E A V E N (Aidan Y T/N) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora