Paseo en bote.

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T/N Parker.

Los nervios me han carcomido desde que salí de mi casa y aumentaron aún más cuando subí al coche de Aidan. No puedo evitar darle unas cuantas miradas rápidas mientras él está manejando, pero es que el verlo tan concentrado en la carretera me parece interesante, mantiene su rostro serio y de vez en cuando frunce las cejas.

—No me has dicho a donde iremos —digo, rompiendo el silencio.

Desde que estamos en marcha, solamente la radio se ha encargado de que el ambiente no sea tan silencioso y amo la melodiosa voz de Shawn Méndez, pero quiero oír la voz del ojiverde que tengo a un lado.

—Es una sorpresa, pero te daré una pista que probablemente te dé una idea —sonríe —. Hay mucha arena.

—Vamos a la playa —deduzco y él ensancha aún más su sonrisa.

No dice nada, solamente se encarga de conducir hasta que llegamos a nuestro destino, bajamos del auto y observo el hermoso mar que se encuentra a unos cuantos pasos frente a nosotros. La playa está llena de gente que viene a disfrutar con sus familias o amigos, Aidan toma mi mano haciendo que un cosquilleo se haga presente junto en mis costillas, nos guía a los dos al muelle en donde se encuentran algunos botes.

—Hola, Erick —saluda a un chico que se encuentra arriba de uno.

—Hola, amigo —saluda feliz —. Está todo listo para ustedes, espero que sepas manejarlo como lo prometiste.

Erick se baja del bote, Aidan me indica que suba y le hago caso, se despide del chico y pone en marcha el bote. El agua se ve cristalina gracias a los rayos del sol que se encuentran en su máximo esplendor, me resulta un maravilloso paisaje que no puedo evitar sacar mi cámara y tomar todas las fotografías que me sean posibles. Los nervios y la felicidad se me mezclan, jamás en mi vida había dado un paseo en bote y ahora mismo ese sueño se me está cumpliendo gracias al ojiverde que se encuentra navegando.

—¿Este era tu plan desde el principio? —pregunto.

—Sí, espero que lo estés disfrutando —me dedica una sonrisa —. Supuse que así podría recompensarte lo del otro día que tuve que declinar tu invitación para salir.

—Aidan, no tenías que hacer esto, yo entiendo que tenías mejores cosas que hacer —le soy sincera.

—Nada es mejor que pasar tiempo contigo —responde sin dudar.

Vuelvo a sentir ese cosquilleo en mis costillas, al mismo tiempo siento como mi corazón palpita rápidamente y necesito disimular la enorme sonrisa que se me quiere formar. Desvío la mirada porque siento mis mejillas calentarse y finjo observar el mar, escucho como Aidan suelta una pequeña risita, seguramente se dio cuenta de mi estado, aunque prefiere no comentar nada al respecto.

—¿Dónde aprendiste a manejar un bote? —intento cambiar de conversación para que mis nervios desaparezcan.

—Mi padre me enseñó desde muy pequeño —sonríe, seguramente recordando —. Solíamos venir de vez en cuando, después dejamos de hacerlo porque perdí el interés.

—Bueno, tal parece que lo retomaste —asiento.

Pasamos más tiempo paseando, me encargo de tomar buenas fotografías, la tarde pasa y después volvemos al muelle. Erick nos espera ahí mientras toma una malteada y nos sonríe en el momento que nos ve.

—¿Qué tal su tarde, par de tortolos? —pregunta, mirándonos ansioso por oír nuestra respuesta.

Yo me sonrojo y Aidan le da una mirada de advertencia, Erick deja de sonreír al ver la cara del ojiverde, suele ser intimidante cuando se pone muy serio.

H E A V E N (Aidan Y T/N) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora