CAPITULO 8 🌹

2.5K 239 9
                                    

 Me levante adolorida, y maldije cuando me pare en un cristal roto, dejando un pequeño camino de sangre detrás de mi, mientras me dirigía al baño

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Me levante adolorida, y maldije cuando me pare en un cristal roto, dejando un pequeño camino de sangre detrás de mi, mientras me dirigía al baño.

—¡Mierda! —este día ya estaba destinado hacer el peor de todos.

Llegué a la regadera y temblé cuando sentí el agua recorrer mis heridas. Fue una mala idea quedarme dormida en el suelo, y la peor de todas fue no aplicarme el ungüento que me dio mi madre.

Me ardía la espalda así que no pude usar sostén, ya que la tela me lastimaba cuando esta tocaba mis heridas. Tome una camiseta de algodón y me queje cuando toco mi piel. Mis pechos no eran para nada pequeños, así que ocultar que llevaba libre a las chicas sería un desafío.

—Este día no podía ir peor. —tome mi mochila y respire hondo antes de salir del único lugar en esta casa que consideraba seguro.

Mientras bajaba las escaleras solo rezaba para no encontrarme con mi madre. Pero la risa de Aideen y una voz masculina llamo mi atención, así que me apresure a bajar.

Mi corazón palpitaba con fuerza, esa hermosa risa era de él, no tenía ninguna duda.

Pero ¿Qué diablos hacia aquí?

Llegue a la cocina, y ahí estaba.

Arek.

Mi mundo se detuvo cuando esos ojos ámbar se enfocaron en mí. Frunció el ceño, pero fue tan leve que dudo que mi hermana se haya dado cuenta, parecía enfadado, y me encorve un poco mientras caminaba hacia ellos.

—Buen día.

—¡Emersyn, buen día!

Aideen se acercó y me abrazo, me sentí incomodada, ya que hacía días ella me ignoraba, y ahora ¿fingía ser una hermana amorosa?

—Buen día. —mis mejillas se calentaron al escucharlo.

Joder, que voz más sexy tiene.

Aideen se alejó de mí, y toda su atención volvió a él.

Pase de largo para buscar algo de comer, pero la voz de mi hermana era molesta. Reía y le hablaba con un tono entre dulce y coqueto. Y la odie en ese momento.

Mi mano tembló de furia mientras sostenía el vaso, que casi llegue a quebrarlo. Pero una parte en mi interior me pidió que me controlara. Y eso hice.

¿Dios que está mal conmigo?

No podía estar celosa de mi hermana.

Digo, si, ella es hermosa, de cabello castaño claro y ondulado, una nariz fina y de rasgos delicados, tiene unos preciosos ojos verde jade. Si, mi hermana tenía la belleza de un hada del bosque, y el cuerpo de una diosa.

¿Cómo alguien podía ignorarla? Y más cuando ella era la que iniciaba el coqueteo.

—Maldición.

—¿Dijiste algo? —mi hermana se acercó por detrás. —¿Estas bien?

Los Hijos Del Demonio El AbismoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora