Capítulo 26

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Me pongo nervioso, Vera sabe todo lo que paso, cuando la miro esta boquiabierta, mi mejor amigo que se me declaró y Gabi el chico que tuve que dejar por la distancia están juntos, en el mismo bar que yo.
—Voy a fumar.
Me levanto y salgo por la otra puerta para no tener que pasas por delante de ellos dos. No quiero saludarles. Será por bares que hemos tenido que coincidir. La vida me odia. Vera sale y se acerca a mí, preocupada.
—Le he dicho a las chicas que paguen la cuenta.
—Gracias -murmuro.
—¿Estás bien? -me mira preocupada.
—No sé que me jode más, si que estén juntos o que ninguno de los dos me haya hablado sabiendo que vivo aquí.
—Creo que estás celoso Jay -susurra.
—Pues claro que lo estoy -admito—. Perdí a los dos mejores chicos que he conocido en mi vida -le doy una calada al cigarro—. Esto tiene que ser el Karma o justicia divina.
—¿Qué quieres hacer? -Vera enlaza su brazo con el mío y se apoya en mi hombro.
—Salir de aquí -mascullo y me aguanto las ganas de llorar.
—¿Qué se te ha ocurrido? -me mira intrigada.
—¿Y si nos vamos mañana a la residencia de Lisnton? -le sugiero—. Empezamos el lunes, así podríamos conocer las instalaciones y las aulas.
—Me parece un grandísima idea -sonríe y me besa la sien.
Rachel y Kaila salen del bar y se acercan a nosotros con una sonrisa increíble.
—¿Dónde vamos ahora? -Kaila esboza una sonrisa traviesa.
—Chicas -dice Vera—. No os lo hemos dicho antes pero mañana empezamos a empaquetar cosas y hacer la maleta, para instalarnos en Linston.
—Joder, que cortarrollos -masculla Rachel.
—Así que nos despedimos aquí -susurra Kaila emocionada.
—Nos volveremos a ver -digo con una sonrisa intentando animarlas.
Los cuatros nos fundimos en un increíble abrazo cargado de emociones. Nos despedimos y nos vamos por caminos diferentes.

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Al llegar a casa me lanzo sobre el sofá y sin saber por qué rompo a llorar. No sé si lloro porque Laurent que era mi mejor amigo no me ha hablado desde lo que pasó, si lloro porque Gabi ha vuelto y ni me ha avisado o por ambas cosas. Llaman a la puerta. Suelto un suspiro. Camino por el pasillo hasta llegar a la puerta de entrada, la abro y me encuentro a Vera con una sonrisa y dos packs de seis cervezas cada uno. No puedo controlarlo y me lanzo a sus brazos y rompe a llorar.
—No te preocupes Jay, llora, desahógate -susurra Vera con voz dulce.
Nos vamos al salón, nos sentamos en el sofá, ponemos las doce cervezas y empezamos con la primera.
—¿Por qué no les has dicho a Rachel y Kaila sobre tú relación? -le pregunto mientras me limpio las lágrimas.
—No quiero que se enteren de que he roto con mi novia -murmura—. No llevo bien la ruptura -añade y las lágrimas se deslizan por sus mejillas.
—Somos los más afortunados en el amor -digo con tono irónico y chocamos los tercios.
Vera abre el tercer tercio, estamos viendo videos en Instagram, hacemos el tonto con los filtros y efectos. Abrimos la cuarta cerveza.
—¿Sigues queriéndolos? -pregunta Vera de repente.
—Lo peor de todo, es que no llegué a descubrir al cien por cien lo que sentía por cada uno.
—¿Hablarás con ellos?
—Espero que no -mascullo—. No quiero derrumbarme antes ellos y ponerme a llorar.
—Te admiro Jay.
—Gracias por estar aquí -le digo y me acerco a ella y la abrazo con ternura.
—Piensa que mañana a estas horas estaremos en nuestra habitación en la residencia de una de las academias más prestigiosas de la ciudad.
—Espero que mis compañeros de habitación sean agradables.
—Siempre puedes escaparte y dormir conmigo -me guiña el ojo.
—¿Otra cerveza? -esboza una sonrisa traviesa.
Abro la quinta cerveza. Vera la coge y le damos un trago largo.
—Cuéntame algo que te avergüence -Vera me mira sorprendida.
—Está bien -asiente—. Llevo dos semanas mirando las redes sociales en busca de información y viendo fotos de alumnos.
—¿Fotos de alumnos? -repito extrañado.
—Claro, habrá que ir seleccionado a los que quieras tener algo con ellos -se ríe.
—Espera, ¿tienes fotos de los que te han gustado?
Vera asiente y se sonroja muerta de vergüenza.
—Los he seguido en Instagram y, ¡me han seguido de vuelta!
—Quiero verlos.
—Este es Christian es el típico "bad boy" pero me pone muchísimo esa mandíbula y los tatuajes que lleva -se muerde el labio de forma sensual.
—Es gay -le digo tajante.
Vera me laza una mirada asesina.
—¿Cómo lo sabes? -me mira intrigada.
—Pues porque yo también lo sigo -me ruborizo.
—¿Te lo has tirado? -me mira fijamente a los ojos.
—¡No! Pero ojalá.
—Joder iba a ser al primero que me acercara.
Vera hace una mueca y finge que llora.
Mi teléfono suena de repente, Vera se asusta y grita y me acaba asustando a mi también.
—¿Quién te habla a estas horas? -dice Vera y ne mira raro.
—Yo qué sé, la gente se aburre de madrugada.
—Pues míralo -me mete prisa moviendo las manos.
Cojo el teléfono y miro la notificación, no doy crédito.
—¿Y? ¿Quién es?
—Es Laurent -murmuro.
—Voy abriendo las últimas cervezas -se muerde el labio, incómoda.
—Vera -la llamo severo.
—¿Si? -me mira preocupada.
—En el frigorífico hay más cervezas.
—Iré también a por ellas -asiente—. ¿Qué vas hacer?
—Leer el mensaje -le respondo y entro al chat—. Es un audio -le digo a Vera.
—Reprodúcelo -dice abriendo las cervezas y me pasa una.
—Hola Jay, seguramente no quieras hablar después de tanto tiempo, pero me gustaría quedar, para hablar e intentar recuperar la amistad que teníamos antes.
—¿Qué le vas a decir? -me mira Vera intrigada.
—Que no, que estoy ocupado porque mañana me voy a la residencia de Linston -le respondo, lo escribo y lo envío.
—¿Solo eso? -me mira indignada.
—¿Qué quieres que le diga Vera?
—Pues que siga la historia -grita emocionada.
—¡No es una historia, es mi vida! -Vera me mira y finge una sonrisa incómoda. Rompo a reír a carcajadas, me mira desconcertada y acaba riéndose también.
Mi teléfono vuelve a vibrar, es otro mensaje de Laurent, esta vez decido borrarlo sin leerlo.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora