Capítulo 8

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Sigo en casa de Nick, no sé por qué pero me siento cómodo aquí. Lejos de todo mi drama personal. Además Nick me cuida como si fuera su hermano. No quiero volver a casa, no quiero ver a Laurent, no quiero.
—¿Te vienes? -me pregunta Nick desde la puerta.
—¿A dónde? -me incorporo y me apoyo en la cama.
—Voy con unos amigos a desayunar y preparar unas cosas para la fiesta del viernes.
—¿Seguro que quieren que vaya? -pregunto con miedo.
—Claro, no les importa.
Le esbozo una sonrisa, me pongo las zapatillas y me pongo a su lado. Nick me mira, está apoyado en el marco de la puerta. Tendríais que ver lo sexy que está.
—¿Por qué me miras así? -pregunto tímido.
—Me recuerdas a mí a tu edad -susurra.
—¿En qué sentido?
—En todos. Tan perdido al no saber que hacer o como actuar ante algunas situaciones, a lo mejor son una tontería pero a esa edad cualquier cosa parece el fin del mundo.
—Ojalá fuera el fin del mundo -susurro.
Nick sonríe.
Salimos de su piso. Nick tiene una moto. Nick me mira al ver mi cara de sorpresa cuando veo la moto.
—¿Te gusta?
—Me encanta -susurro.
Nicky esboza una pequeña sonrisa y se sube a la moto, luego me monto yo.
—Agárrate a mi cintura -susurra de una forma sensual.
Me agarro a su cintura. Mientras recorremos casi toda la ciudad, me siento por un momento bien, feliz, parece como si mis problemas se esfumaran mientras el aire acaricia mi cara.
El trayecto se me hace corto. Me quito el casco y se lo entrego a Nick.
—He visto como disfrutabas -me dice con una sonrisa.
—Sí, por un momento me dejé llevar y olvidé todos mis problemas -sonrío.
—Me alegro -me guiña el ojo.
Nos sentamos en una mesa en la terraza de la cafetería. Todavía no han llegado sus amigos. Nick entre a pedir un mocca blanco para mi y un cappuccino para él. Nick sale y se sienta a mi lado.
—¿Te gusta el sitio? -me pregunta mientras empieza a liarse un cigarro.
—Sí, es... no sé como decirlo pero me encanta -sonrío.
—A mí me pasó igual la primera vez, me quedé sin palabras y desde ese día he venido siempre -acaba de liarse el cigarro.
—A mi me pilla muy lejos de mi casa, sino vendría todos los días -sonrío.
—Yo te traigo todas las veces que quieras -me sonríe y comienza a buscar en su riñonera.
—Pues quiero que me traigas todos los días -le sonrío.
—Lo haré -sonríe y saca el mechero.
Se enciende el cigarro de liar y me mira. Quiero pedirle un cigarro pero me da vergüenza.
—¿Quieres uno?
—Sí, por favor -susurro.
Nick me pasa el suyo y el se lía otro. Me mira y me sonríe. El camarero llega, nos da los buenos días mientras deja nuestros cafés. Nick con una sonrisa y muy amable le da las gracias.
—¿Y tus amigos? -pregunto y luego doy una calada a mi cigarro.
—Me han dicho que en seguida vienen.
—¿Son todos de tu edad? -pregunto curioso.
—Sí, bueno la mayoría lo son aunque hay una chica de dieciocho años.
—¿Y tú cuántos tienes? -me muerdo el labio.
—Veintiuno -esboza una sonrisa placentera.
—¿Veintiuno? Pero si yo creía que tenías diecinueve.
—Es que mi cara de niño engaña -se muerde el labio.
—Ya veo ya -sonrío y coloco mi mano en su muslo.
Nick mira la mano y luego a mí, se muerde el labio y sonríe, yo le devuelvo la sonrisa.
Sus amigos llegan, se saludan y me los presenta. Tim, Ruby, Quentin y la chica de dieciocho años Daisy.
—Voy al baño -le susurro a Nick.
Estoy en el baño, la puerta se abre y entra Nick.
—¿Estás cómodo con mis amigos? -me pregunta nervioso.
—¿En serio has venido al baño solo para preguntarme eso?
—No, no he venido por eso.
—Ya decía yo -pongo los ojos en blanco. ¿Para que has venido? -le sonrío.
—Para esto.
Nick se lanza sobre mí y me besa. Por un momento no sé como reaccionar, luego quiero apartarlo de mí pero al final me acaba gustando como besa y no lo aparto. Nick abre la puerta de uno de los servicios y cierra de una patada, se gira y echa el pestillo. Me mira y se muerde el labio. Esta vez soy yo el que se lanza a besarle. Me apoyo en la pared sin dejar de besarle, Nick me mira, me muerdo el labio para provocarle. Me besa, luego me besa en el cuello y me vuelve a besar.
—Deberíamos volver -susurro.
—Sí, deberíamos -susurra y me besa.
Volvemos a la mesa con los demás. Nick y sus amigos debaten sobre el tema de la fiesta del viernes en el bar. No se ponen de acuerdo. Tras media hora debatiendo, por fin se ponen de acuerdo. Pagamos y nos vamos de la cafetería.
—¿Te llevo ya a casa? -me pregunta Nick antes de subirse en la moto.
—No -contesto rápidamente.
—Tengo que ir a comprar unas cosas. ¿Te llevo a mi piso o vienes conmigo?
—Voy contigo -le sonrío.
Me monto en la moto y Nick comienza a conducir por la enorme ciudad. No sabría como definir lo que siento mientras recorremos la ciudad aunque si tuviera que definirlo con una palabra, usaría libre.
Llegamos al centro comercial en el centro de la ciudad. Está abarrotado de gente.
—Espero que tengas buen gusto para la ropa -me sonríe Nick.
—Creo que sí -le devuelvo la sonrisa.
Tras horas y horas dando vueltas de una tienda a otra, por fin acabamos de comprar todo lo que tenía que comprar Nick aunque la mayoría de las cosas que ha comprado es ropa.
Su piso no queda muy lejos del centro comercial más bien está un poco más a bajo.

Acabamos de comer. Nick está tumbado en el sofá y me mira con una sonrisa. Me acerco y me siento a su lado. No sé que hacer, ni que decir.
—Deberías de haber ido hoy a clase -me dice serio.
—Lo sé pero no tenía ganas de ver aciertas personas.
—Jaye, eso no son formas de enfrentar los problemas.
—Es mí forma de solucionarlos -le espeto.
—Todos tenemos problemas, y de alguna forma o otra, acabamos enfrentándonos a ellos.
—Lo sé...
—No quiero que te tomes esto como una bronca sino como un consejo.
—Lo haré -sonrío.
—¿Listo para volver a casa?
—Sí -digo convencido.

Nick me acaba de dejar en la puerta de mi casa. Me encuentro con Uxia sentada en el escalón. Me mira y se levanta y viene corriendo hacia mí. Me abraza con fuerza.
—¿Qué pasa? -pregunto asustado.
—Creía que te había pasado algo -susurra con una voz temblorosa.
—¿Por qué? -pregunto confuso.
—No has ido a clase y...
—¿Y?
—Laurent ha ido diciendo por ahí que eres y cito literalmente "un maricón de mierda" -se pone triste.
—No me esperaba eso de él -susurro decepcionado.
—Lo siento -susurra.
—¿Sentir el qué?
—Yo te di esperanzas de que Laurent era gay...
—Tú no has tenido nada que ver. Solo ha pasado lo que tenía que pasar.
—Me parece horrible que Laurent vaya diciendo esas cosas de ti.
—Lo sé, no me lo creo.
—Deberíamos de hacer algo -esboza una sonrisa traviesa.
—¿Algo como qué? -pregunto con curiosidad.
—Una pequeña venganza -susurra y se muerde el labio.
—No voy a vengarme -contesto serio.
—¿Por qué? -me mira perpleja.
—Porque ha sido mi amigo desde la infancia.
—Pero Jaye mañana en clase va a ser una locura cuando entres.
—Ya sé que va a ser un infierno. Pero me da igual, no me voy a esconder de lo que soy.
—Jaye...
—Me quiero tal y como soy y si alguien no le respeta es su problema no el mío.
—Yo estaré contigo -susurra y me abraza.

Al día siguiente, Uxia me espera en la puerta del instituto antes de entrar. Cuando entro, todas las miradas se dirigen hacia mí, escucho cuchicheos, insultos, risas. Me dan igual todos. Llego a mi taquilla y han pintado con spray rojo "chupa pollas" y "maricón de mierda".
—¿Quién ha hecho esto? -pregunta a voces Laurent. Se acerca a mí preocupado.
—¿Como eres capaz de venir aquí a defenderme? -le miro con desprecio.
—¿Qué? -me mira confuso.
—Eres la persona más despreciable que hay en el mundo. ¡Eres cruel y un gilipollas!
Laurent me agarra del brazo y al girarme le pego un puñetazo. En ese momento pierdo los papeles y comienzo a pegarle y pegarle una y otra vez, cada vez más fuerte que la anterior. Laurent cae al suelo y yo sigo pegándole incluso le doy alguna que otra patada en el estómago. Varios profesores se acercan y uno de ellos me agarra y me aparta de Laurent.
—¡No te vuelvas acercar a mí! -le grito.
¡Para mí estás muerto! -vuelvo a gritar. ¿Me oyes! ¡Muerto! -grito mientras el profesor me saca de allí.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora