Capítulo 14

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Salgo del baño, miro a un lado y a otro lado del pasillo buscando a Gabi. Le veo al final del pasillo bajando las escaleras. Aligero el paso y le sigo. Lo veo saliendo a la puerta de la calle, ando un poco más rápido hasta pillarle. Está apoyado en la pared mientras fuma.
—Gabi -le llamo.
—No hace falta que digas nada Jaye -susurra y luego da un calada al cigarro.
—No sé que decir pero te agradezco que me hayas dicho eso -digo con una voz temblorosa.
—Es lo que pienso, y tenía que decírtelo -me sonríe y más tarde suelta el humo.
—Nunca pensé que querías tenerme como amigo -digo nervioso.
—Ya lo sé, voy de chulo por la vida intentando fingir que no me importa nada. Pero desde el día en que te conocí y al ver como tratabas a Laurent, me dio envidia.
—Joder Gabi... podías habérmelo dicho -susurro.
—¿Decírtelo? Ya sabes que no soy así prefiero callar y joderme.
—Lo sé -esbozo una sonrisa. Pero ahora que me lo has dicho podíamos quedar de vez en cuando.
—Te lo agradezco pero la amistad que tú y yo podríamos tener jamás será como la que tienes con Laurent.
—Eso no lo sabes Gabi, me acabas de decir que tú me valorarías más que él.
—Porque es la verdad, Laurent no te valora nada y créeme algún día se arrepentirá.
—No creo que se arrepienta.
—Sí, se arrepentirá el día que te pierda. Ya sabes lo que dicen, no sabes lo que tienes...
—Hasta que lo pierdes -continuo y Gabi asiente.
—¿Entonces quieres que quedemos? -me pregunta curioso.
—Claro, podíamos echar unas cervezas algún día -sonrío.
—Me encantaría -Gabi se acerca a mí.
—Anda ven -susurro y le abrazo con fuerza.

Gabi me lleva a mi casa en su moto. Le invito a pasar pero no quiere, al parecer tiene que hacer algo importante. Entro al baño y me desnudo, me meto en la ducha. Abro el grifo y me coloco de bajo de la ducha, el agua caliente se desliza a lo largo de mi cuerpo desnudo. Cuando acabo, me pongo ropa cómoda y me tiro en la cama. Miro el teléfono y no tengo ninguna notificación importante. Me incorporo de la cama y bajo a la cocina. Entro y me preparo un bol de leche con cereales. Me siento en una de las sillas y empiezo a comer. Mi teléfono comienzo a vibrar, es Nathan.
—¡Hola! -contesto en tono alegre.
—Cuanto tiempo sin hablar -susurra.
—Lo sé, lo siento. ¿Podemos quedar? Es que tengo que contarte algo importante.
—Claro -le contesto.
—Te espero en mi casa a las siete.
—Perfecto, allí estaré.
Me termino el bol de leche y los cereales. Lo dejo en el fregadero y subo a mi habitación. Abro el armario y miro la ropa. Elijo una sudadera rosa cuarzo, unos vaqueros estrechos de color negro y unas Converse blanca. Me visto. Entro al baño, me miro en el espejo y me peino. Luego me echo una foto y la subo a las stories de Instagram. Bajo las escaleras y salgo de mi casa.

Tardo una media hora en llegar al bloque de pisos en el que vive Nathan. Entro al portal, le doy al botón para que baje el ascensor. Me monto y le doy al numero de la planta en la que vive Nathan. Me coloco en frente de la puerta y llamo al timbre. La puerta se abre y me recibe Nick y detrás Nathan.
—¿Nick? -pregunto incrédulo. ¿Qué haces aquí? -pregunto sorprendido.
—He venido a ver a mi a hermano, ¿y tú?
La sonrisa de mi cara se va completamente al escuchar lo que Nick me acaba de decir. Me temo que estoy metido en un buen lío.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora