Capítulo 20

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Llevamos dos días en la casa de campo, hoy es nuestro tercer y penúltimo día. Cada vez estoy más bien con Gabi, además ya es oficial, somos novios. Y me encanta ser su novio porque Gabi es cariñoso, atento y se preocupa por mí. Es el chico perfecto.

Estoy tumbado en el césped en una toalla. A mí lado, se encuentra Gabi que no deja de mirarme y sonreír,
—¿Por qué sonríes? -pregunto con curiosidad.
—Porque no me creo que todo me vaya así de bien.
—Sé lo que se siente, yo pienso igual. Creo que en cualquier momento, todo se irá a la mierda,
—Esperemos que no -Gabi se inclina y me besa.
—Jamás pensé que podría estar así de bien con alguien -susurro.
Gabi no dice nada, solo sonríe y vuelve a besarme. Después del beso, esbozo una pequeña sonrisa.
—Me encanta verte sonreír -me susurra al oído.
—A mi me encantas tú -me coloco encima de él y le beso con pasión y más ganas que nunca.
—¿Vendrás esta noche a hacer botellón? -comienza a tocarme suavemente el pelo. Antes de contestar apoyo mi cabeza en su muslo.
—Creo que sí pero no estoy seguro -contesto con los ojos cerrados y disfrutando de como Gabi toca mi pelo.
—Tienes que venir, hazlo por mí -susurra y besa mi frente.
—Iré pero no lo hago por ti -le hago burla, acto seguido me besa y más tarde sonreímos.

Estoy en mi habitación, eligiendo la ropa que me pondré esta noche. Me decanto por unos pantalones negros estrechos, una sudadera rosa y unas Vans blancas. Salgo de la habitación y bajo al comedor. Me siento en una mesa después de coger un bol y un paquete de cereales. Estoy solo en el comedor, todos están fuera bañándose en la piscina y disfrutando de estos días. Gabi entra al comedor, al verme esboza una pequeña pero increíble sonrisa.
—¿Qué haces aquí solo? -muerde una manzana mientras se sienta, la forma en la que muerde la manzana, me pone cachondo.
—He venido a comer -me muerdo el labio.
—Mmm a comer -se relame el labio y vuelve a morder la manzana. Cada vez me pongo más cachondo.
—¡Que le den! -grito y tiro todas las cosas de la mesa. Paso por encima de la mesa, me acerco a Gabi, le tiro la manzana al suelo. Le agarro de el cuello de la camiseta y le beso. Me coloco encima de su entrepierna y comienzo a besarle, más tarde le beso el cuello varias veces y después le vuelvo a besar.
—Me estás poniendo cachondo -me susurra al oído.
—Hagámoslo -le susurro.
—¿Aquí? -me mira incrédulo. No le contesto, agarro su mano y la voy subiendo por mi cuerpo hasta llegar a mis labios, le lamo el dedo índice y luego se lo chupo.
—No hace falta que contestes -sonríe de forma traviesa. Me coge en brazos, enredo mis piernas alrededor de su cintura. Se acerca a la puerta y cierra con el pestillo para que nadie nos interrumpa, yo no dejo de besarle en todas partes. Me pone encima de una mesa, me tumbo y él se va colocando encima mía. Le quito la camiseta y comienzo a desabrochar el bañador. Me besa. Le quito el bañador y lo tiro al suelo. Me vuelve a besar. Me incorporo me quita la camiseta y vuelve a tumbarme en la mesa. Me quita los pantalones de algodón de forma brusca. Siento cada parte de su cuerpo contra el mío. Gimo demasiado alto y rápidamente me tapa la boca. Esboza una sonrisa y sin destaparme la boca se inclina y me muerde la oreja. Quita su mano de mis labios y me besa salvajemente. Me quita los bóxers. Me vuelve a poner la mano en los labios y sin pensárselo dos veces comienza a entrar y salir de mí, al principio despacio, más tarde más rápido y por último más fuerte. Aparta la mano de mi boca y me deja gemir. Me pongo en la mesa apoyando las manos y las rodillas, Gabi me embiste con fuerza. Noto sus dedos entrelazarse en mi pelo y luego tira de él hasta que apoyo mi espalda contra su torso, sin dejar de metérmela me besa salvajemente. Más tarde me coloca en sus muslos, me vuelve a introducir su miembro y me sienta encima de él para poder metérmela más fuerte. No paro de gemir y gemir. La mano de Gabi agarra mi miembro y comienza a masturbarme. No para de entrar y salir de mí, ni tampoco para de masturbarme. Acabo corriéndome en su mano, Gabi me sonríe y se lame sensualmente la mano. Saca su miembro y acaba eyaculando en mi torso, acto seguido me lame.
—Cada vez follamos más a lo bestia -susurro recuperando el aliento.
—Lo sé -sonríe y me besa.
Nos bajamos de la mesa y subimos corriendo al baño de arriba a darnos una ducha. Aunque una vez en la ducha vuelve a follarme.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora