Capítulo 12

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—Siento decirte Pol, que tengo novio.
Pol me mira anonadado al escuchar mi respuesta.
—Lo siento -susurra.
—No te preocupes -sonrío.
—No le cuentes esto a nadie -susurra.
—No lo haré.
Pol se entra al salón. Yo me quedo allí en el enorme balcón. Mi profesor de lengua, se acerca a mí con una sonrisa en su rostro.
—¿Qué tal estás? -me pregunta amablemente.
—Genial -sonrío.
—Se te echa de menos en clase -susurra.
—A penas hacía algo -contesto riendo.
—Aún así se nota tu ausencia.
—Claro entiendo, no tienes a nadie a quien regañar cada cinco minutos -sonrío.
—Exacto -me contesta y se ríe. ¿Sabes qué? -me pregunta serio.
—Sorpréndeme -susurro.
—El otro día estaba yo en la sala de profesores cuando Laurent apareció. Estuvimos hablando de vuestro pequeño enfrentamiento.
—¿Pequeño enfrentamiento? -le miro y esbozo una sonrisa.
—Me dijo que te echa de menos y le gustaría volver a hablar contigo.
—Pues pierde el tiempo, jamás volveré a hablarle -contesto seco.
—Lo sé Jaye lo sé. Pero tal vez, deberías de pensar más en lo bueno que viviste con él y no pensar solo en lo malo -me mira serio y luego se aleja poco a poco.
Me quedo apoyado en la baranda reflexionando sobre lo que me ha dicho Martín.

Tras acabar la cena, vuelvo a casa andando mientras fumo. Pol me ha acompañado hasta el bar de la esquina. A pesar de querer liarse conmigo, nos llevamos bien y creo que hemos empezado una buena amistad. Llego a casa y en mi puerta está Gabriel, el mejor amigo de Laurent.
—¿Qué haces aquí? -pregunto sorprendido.
—Jaye, ¿podemos hablar? -me pregunta amablemente.
—Si vamos a hablar de Laurent, te puedes ir -le espeto.
—Sé que no quieres saber nada de él pero creo que tendrías que saber una cosa...
—Me da igual Gabi -le digo mientras abro la puerta de mi casa. Entro y me quedo mirándome desde dentro.
—Por favor Jaye, escúchame -insiste.
—Está bien. Dime lo que tengas que decir y vete.
—Laurent ha tenido un accidente -susurra cabizbajo.
—¿Cómo qué un accidente? -le pregunto sorprendido.
—En un partido, le han dado un golpe y ahora mismo está en el hospital inconsciente.
—¿En qué hospital está? -pregunto preocupado.
—Si quieres puedo llevarte.
—Si, vale, quiero que me lleves -me muerdo el labio para no llorar.

Llegamos al hospital, Gabi me lleva hasta la habitación en la que se encuentra Laurent aunque antes de entrar me quedo quieto. No puedo moverme.
—No te preocupes Jaye, se alegrará de verte -me susurra para calmarme. Gabi tiene el pelo corto y de punta, de un color castaño oscuro, sus ojos son marrones claros. Es alto, de cuerpo tonificado pero no muy musculoso.
—No me atrevo a entrar -susurro.
—Tranquilo, todo irá bien -me abraza.
—¿Qué hace este aquí? -pregunta Natalia detrás de nosotros enfadada.
—He venido a ver a Laurent -le contesto borde.
—Pues ya puedes irte, porque él no quiere verte -me lanza una mirada asesina.
Miro a Gabi sin saber que decir o hacer.
—No le hagas ni caso Jaye. Laurent me ha pedido que vaya a por ti -me dice Gabi y me sonríe. Natalia nos mira enfadada, aparta la mirada y se va.
—¿Lo qué has dicho es verdad? -pregunto cabizbajo.
—¿El qué?
—Que Laurent quiere verme.
—¡Claro! Jaye, Laurent y tú habéis sido amigos desde pequeños, no podéis perder la amistad que teníais por un roce tonto.
—Me humilló delante de todo el instituto llamándome maricón, yo a eso no le llamaría un roce tonto.
—Tú le pegaste una paliza en mitad del pasillo. Antes de que digas nada, no estoy defendiéndole, los dos la habéis cagado y deberíais hablarlo.
Me quedo mirándole y le abrazo. Noto los brazos de Gabi a mi alrededor que me abrazan con fuerza.
—¿Te encuentras mejor? -me pregunta preocupado.
—Sí, ahora solo estoy muerto de miedo por la reacción de Laurent cuando me vea.
—Seguro que ni se plantea que vayas a venir a verle -susurra Gabi.
—Gabi, no debería de entrar -susurro.
—¿Por qué dices eso? -me mira serio.
—Porque lo último que le dije fue que para mi estaba muerto -digo con los ojos vidriosos.
—No pienses en eso, solo entra -me abraza.
Me acerco a la puerta y entro. Conforme entro me encuentro a Laurent, está hablando con su madre y cuando se da cuenta de que estoy allí, su expresión cambia por completo y una pequeña sonrisa se dibuja en su rostro.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora