Capítulo 4

2.1K 120 3
                                    

Laurent se aparta despacio y le miro sorprendido. No decimos nada, no creo ni que sepa lo que acaba de hacer, va muy borracho y no quiero crear tensión entre nosotros. Miro a Laurent y le veo sonreír, luego veo como se relame los labios.

—Creo que deberías dejar de beber -le digo.
—¿Me puedo quedar a dormir? -me pregunta mientras tira la lata de cerveza a la basura.
—Solo tengo una cama... -susurro.
—No pasa nada, duermes en el suelo -se ríe.
—¿Yo? -digo sorprendido.
—Es broma, duermo yo en el suelo -me guiña un ojo.
—Laurent, si quieres, podemos dormir juntos, mi cama es grande. No me muevo de mi sitio, me sobra cama.
—Perfecto -se levanta dando tumbos.

Lo sujeto y subimos a la habitación. Cierro la puerta con pestillo para que no entre la pesada de mi madre.

Miro a Laurent y lo veo susurrando insultos. Lo observó detenidamente y me doy cuenta de que no puede desatarse el nudo de los zapatos.

—Laurent yo me encargo -comienzo a desatar el nudo.
—Ya que te pones de rodillas, hazme otra cosa.
—Madre mía que pedo llevas -río.
Laurent me mira y sin tener ni idea de lo que he dicho, me devuelve la sonrisa.

Laurent se tumba en la cama. Me quito la ropa y me pongo el pijama, solo la aparte de abajo. Estoy demasiado nervioso, el beso me ha puesto nervioso, no sé que va a pasar. Espero que todo siga igual. Aunque besa muy bien, joder que digo, solo somos amigos.

—¿Te mete en la cama? -me pregunta Laurent el cuál se está quitando los pantalones.
—¿Qué haces?
—Joder, tengo calor. No te preocupes que los calzoncillos me los dejo.
—Jajaja que idiota eres -le golpe y me meto en la cama.
Noto los pies de Laurent acercarse despacio y rozar los míos, los tiene fríos. Laurent me mira con una sonrisa en la cara.
—¿Por qué te ríes? -le pregunto mientras sus pies comienzan a jugar con los míos.
—Me río de lo tonto que me siento -susurra- casi pierdo estar contigo por echar un polvo.
—Hala tampoco exageres, solo nos hemos echado unas risas y hemos comido.
—No quiero perderte Jaye -susurra.
—¿Por qué ibas a perderme?
—Porque soy un idiota que no valora lo que tiene.
Nunca había visto a Laurent tan sincero.
—Laurent ambos sabemos que una amistad como la nuestra no se puede romper fácilmente.
—También sabemos que yo pueda romperla, casi la rompo hoy.
—Deja de machacarte tanto, estás aquí.
—Nunca entenderé porque eres tan bueno con las personas Jaye.
—¿Por qué no tendría que serlo?
Laurent no contesta, cierra los ojos, como si estuviera pensando una repuesta. Me fijo en sus labios, tiene unos labios preciosos, son delgados, de un rosado intenso, tienen pequeñas rajas de no cuidárselos o de los pequeños bocado de Natalia. Me muero por volver a besarlos, son muy blanditos tan blandos como una gominola de nube.
—¿Sigues ahí? -susurra Laurent, dejo de mirar sus labios y me encuentro sus ojos a escasos centímetros de los míos, se ha tenido que ir acercando mientras yo pensaba en sus labios.
—Sí, estoy aquí -susurro y esboza una sonrisa.
Laurent no dice nada. Siento su mano, tocar la mía. Muy suave, tan suave como si estuviera tocando algo frágil y no quieres romperlo.
—Tienes las manos frías -susurro en un tono suave y débil.
—Siempre las tengo frías -sonríe.
Voy a contestarle cuando sin darme cuentas estoy mirando sus labios y sus sonrisa. Sus dientes están perfectamente alineados, y de un blanco precioso. Me doy cuenta de que al sonreír, se le forman unos hoyos en las mejillas. Y antes de darme cuenta le estoy devolviendo la sonrisa.
—¿No tienes sueño? -pregunto
—Sí, pero no quiero dormirme. No quiero que se acabe este día, no quiero que este momento acabe -me aprieta la mano bajo las sábanas- no quiero dormirme porque no quiero dejar pasar este momento contigo, Jaye, has hecho que mi cumpleaños sea perfecto. Siempre lo haces.
—Lurent... -susurro y contengo las lágrimas.
—No digas nada. Sé que no muestro mis sentimientos nunca, por mis motivos y porque no soy de mostrarlos, me cuesta. Pero tú, Jaye, tú has conseguido ver más allá del chico chulo e idiota. Jaye, has sabido ayudarme siempre a pesar de que yo casi nunca estoy para tí.
Las lágrimas se deslizan por mis mejillas pero también por las de Laurent. Nunca se había abierto tanto conmigo. Nunca le había visto llorar hasta ahora.
—Por eso no quiero perderte, no quiero que te vayas Jaye. Quiero que te quedes siempre conmigo. Quiero que seamos amigos hasta el final.
—Eres un idiota, me estás haciendo llorar -susurro y me limpio las lágrimas.
Noto a Laurent agarrarme la mano y apretarla con fuerza y cariño. Le miro a los ojos, sus ojos están vidriosos pero aún así su azul celeste resalta.
—Si alguna vez te fallo por lo que sea, pégame.
—Laurent...
—Que descanses -susurra.
Laurent se da la vuelta y me deja con las palabras en la boca, las lágrimas deslizándose por mis mejillas y con un nudo en la garganta que me cuesta respirar.

Mi mejor amigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora