BABOSADAS

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                         Babosadas.
Anabella.
  
Su mirada estupefacta por mi pregunta me hace fruncir más el entre cejo.
  -- ¿Que?.
  -- Que si te gusta la pelirroja, ¿no escuchas?. El me mira y luego suspira fuerte.
  -- Dios Ana, como te hago entender que no quiero ni me gusta más nadie que no sea tu.
  
Benjamin.
  
Ella me mira indescifrable como siempre y eso me pone ansioso porque de verdad no se que más quiere que le demuestre.
  -- Ella es buena para ti, no está enferma, es bonita y puede demostrar sus emociones sin esforzarse ¿estás seguro que no quieres estar con ella?. Yo la miro como si estuviera loca, me provoca insultarla de verdad que si, pero no caeré en su juego, vuelvo a tomarla entre mis brazos y chasqueo la lengua.
  -- No jodas Ana, no pienso dejarte, ella es excelente amiga de verdad me alegra que la dejes estar cerca pero no por mi sino por ti.
  -- No quiero que después te arrepientas. Vuelve a el ataque, sonrio de lado.
  -- Estas diciendo puras babosadas.
  -- ¿Babosadas?. Yo asiento lentamente mientras me acerco a su rostro.
  -- Babosadas. La beso, un beso profundo excitante pero lleno de amor, camino con ella hasta en sofá que está a escasos metros, paso mis manos por su cuerpo, por su trasero y ya no aguanto más las ganas de poseerla, Ana es mi complemento no importa cuántas veces este con ella siempre me va a poner como un tren con solo un beso, seguimos así hasta que ya no hay ropa, hasta que mi miembro la penetra y hasta que nuestros cuerpos explotan en éxtasis puro. Después de no se cuantas rondas de sexo, nos entregamos a el sueño.
  
La mañana siguiente llega, cuando abro mis ojos lo primero que veo es a una chica, con ojos color chocolate intenso viendo cada movimiento que doy, debería de estar asustado, que una psicópata, que tiene la mirada súper pesada, a demás que piensa que me gusta su amiga y que pude asesinarme cuando le plazca, pero no todo lo contrario su mirada me gusta, me gusta que siempre se fije en mi.
  -- Hermosa. Susurro con la voz ronca.
  -- Quiero que salgamos a pasear. Abro mis ojos asombrado, luego recuerdo que debo ir a el hospital por una notas.
  -- Tengo que ir por unas notas bella. Ella no dice nada pero se que esta decepcionada.-- Oye y si me acompañas luego te invito a desayunar. Ella sonríe de lado.
  -- Bien. Se levanta y va hacia el baño, yo suspiro porque esa mujer me trae loco, aveces me desespera, pero no puedo dejar de amarla.
  Una hora después estamos camino a el hospital donde hago mis pasantías, Ana como siempre anda perfecta,lleva un vestido más arriba de sus rodillas ceñido a el cuerpo color azul eléctrico, el cabello tiene un recogido desordenado con algunos mechones sueltos, unas sandalias griegas, se ve preciosa. Tomo su mano para que caminemos juntos, ella ve mi mano y luego mis ojos, duda un poco pero al final la toma, caminamos por los pasillos hasta llegar a el consultorio que se lee Dra Karla Farida, en la placa que está en la puerta, ella es una de mis profesoras, Ana también la conoce, era su psicoanalista. Toco y escucho un adelante.
  -- Hola Dra ¿cómo está?. Ella levanta la mirada de los papeles que lee y sonríe al verme.
  -- Benjamin te estaba esperando. En ese momento se fija en mi acompañante y abre los ojos sorprendida.
  -- Anabella que bueno verte. Le sonríe extrañada.
  -- Si, hola. Es lo único que dice Ana con su cara de siempre.
  -- Veo que no has cambiado mucho. Ríe un poco.-- ¿Y eso que haces por acá?. Sigue indagando la presencia de Ana. Me mira a mi y yo carraspeo para llamar la atención de la Dra.
  -- Ella es mi pareja. Digo normal y la profesora parece que le va a dar algo.
  -- ¿Tu pareja de que? no entiendo.
  -- Mi mujer,mi novia,la mamá de mi hija. Aseguro mi postura especificando mucho mejor.
  -- Wow, no me esperaba eso ¿felicidades?. Esto era incómodo.
  -- ¿Gracias?, como sea, solo vine por mis notas. Hable un poco más grosero de lo acostumbrado.
  -- Sisisi, disculpa aquí los tienes,firma aquí para saber que lo recibiste.  
-- Bien. De mala gana firme tome mis cosas y salimos de ahí.
  -- Creo que no le cayó bien la noticia. El tono de Ana era algo burlón.
  -- Benjamin. La voz dura de mi padre me alerto, voltee a su dirección y su mirada estaba fija en Ana.-- Anabella.
  -- Raúl Lombardi. dijo Ana con burla.
  -- Papá, ¿cómo estás?. El solo miraba el vientre de Ana.
  -- Dijiste que no regresaría nunca más. Le reclamó a Ana.
  -- Técnicamente no volví, el se fue a donde yo estaba querido suegro.

MI BELLA CALAMIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora