ESPECIAL DE REBECCA

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Rebecca:

La vida nunca ha sido fácil para mí, siempre pensé que una madre debe amar a sus hijos por lógica, pensé que era algo así como; naces y automáticamente tu madre te debe amar obligatoriamente, como si fuese un combo completo y obligatorio. Quizás sea así, no lo sé nunca dude del amor que mi madre sentía hacia mi, por lo menos no hasta los siete años cuando me tocó ver como se le partía el alma con la muerte de mi padre, ella se apagó por completo se encerró en una habitación con todas las cosas de mi padre duro un mes así, no veía la luz del sol, comía poco y bebía agua por obligación, pero me dolió demasiado cuando por fin salió de esa habitación y lo primero que hizo fue verme con tal odio que aún no lo comprendo, me maldijo, me golpeó, tomo una máquina de afeitar y rapo mi cabello, después la encerrada era yo mi madre no podía ni verme porque cada día me odiaba más, todo por la estupida razón de que soy la viva imagen de mi padre el amor de su vida, que según ella la abandonó, luego busco Consuelo en Dios la verdad nunca he tenido nada encontrar de la iglesia pero ella se volvió tan fanática que a todo momento pensaba que yo estaba poseída, me obligaba a ir con ella a las misa, yo hacía todo por la única razón de que la amaba y no podía creer que me odiara por parecerme a el hombre que amó, o sea debería ser al contrario ¿no? Luego de tres años así ella comenzó a salir con un hombre de la iglesia, igual me odiaba. Se casaron tiempo después yo no comprendía porque y su explicación fue que no podía vivir en pecado, el único que estaba conmigo era Leonardo mi vecino y mejor amigo, siempre me curaba mis heridas y lloraba conmigo, de un momento a otro se convirtió en mi novio nos besabamos y nos apoyamos mucho, no fue poco tiempo el estuvo conmigo desde siempre, cuando cumplimos quince los besos fueron cambiando, era todo más intenso, nos amábamos tanto que nos entregamos mutuamente, fui de el y el mío. Leo y yo no sabíamos nada del sexo aprendimos uno en el cuerpo del otro, obvio sabíamos la existencia de los preservativos pero la pasión muchas veces nos ganó, yo pensé que eso de quedar embarazada no era tan rápido, cuando descubrimos que estaba embarazada lloramos juntos, estábamos aterrados, el era de buena familia y aunque su madre no me odiaba tampoco era que me amara tampoco. La madre y el padre de Leo fueron los más fácil, lloron y se cabrearon muchísimo pero era más grande el amor que sentían por su hijo que tuvieron que controlarse y apoyarnos, pero con mi madre y padrastro no fue igual yo lo sabia, Leo lo sabia hasta su madre lo sabía, mi mamá estaba loca y no iba aceptarlo, el resto es historia, después de que estuvimos al borde de la muerte no lo volví a ver, hasta que llegó a la misma universidad que yo, obvio que nunca me a visto y si lo hace no creo que me reconozca, quizás me odie, el esta más guapo que antes, pero su cara no cambio tanto.

Camino por los pasillos de la universidad distraídamente, bueno así soy yo casi siempre, Ben me hizo entender que yo no tuve la culpa de nada y prefiero pensar así, por eso ya no me escondere más, si lo veo y me reconoce pues lo enfrentare. Con ese intento de seguridad en mi mente camino a mi aula, estudio medicina y mi próxima materia es Anatomía, me doy cuenta que llego tarde y justo cuando casi estoy dentro la puerta se cierra en mis narices, joder , eso me pasa por distraída. Estoy entre tocar y pasar la peor vergüenza de mi vida o perderme el examen de hoy, obviamente escojo la primera opción. Toco y escucho un "pese" de la odiosa profesora.

- Disculpe que llegue tarde Sra. Fish, ¿puedo pasar?. Ella me fulmina con la mirada.
- Sabe que detesto los retraso señorita Palmer, solo lo permitiré por hoy que no vuelva a pasar. Yo asiento y hecho un vistazo a el aula, para ver en donde puedo sentarme y por un momento pienso que mi mente esta jugando conmigo porque en unos de los asientos traseros esta el, mirándome sorprendido y confundido a la vez, yo trago el nudo que se me ha formado en la garganta y sigo mi camino a mi asiento, gracias a Dios esta lejos de él, pero no por eso dejo de sentir su mirada en mi nuca ¡Que incómodo!

- Señorita Rebecca, La señorita Anabella ¿ha estado bien?.  a tragar porque obviamente la muy bruja de la profesora hablo a todo pulmón y si a Leo le queda duda de si yo era quien creía que era pues ya no, obvio no seria mucha coincidencia que sea pelijorra, mi apellido sea Palmer y mi nombre Rebecca.
- Ha estado mejorando, gracias por preguntar.

Una hora después salgo de esa aula del demonio, como si me hubieses puesto fuego en el trasero, ¿que tal el examen? Pues ni puta idea, estaba muy nerviosa y no se si respondí todo bien. Obvio los nervios eran por cierto Moreno que no me quitaba su pesada mirada de la nuca; camino a paso apresurado por los pasillos, se preguntarán ¿Rebecca y tu no que te enfrentarias a él? Pues creo que tendré que buscar más fuerza de voluntad porque la poca que tenía la deje en ese salón de clases. Cuando creo que ya me liberé y que podré escaparme por esta vez, mi intento de escape se ve interrumpido por una gran mano sexi que toma mi diminuto y flácido brazo.

- ¿Beki?.- " Ay no tu, esa voz me puso a temblar" ok aquí tenía dos opciones de nuevo, hacerme la desentendida y aparentar que no lo había reconocido o enfrentarlo de una vez. Obvio siempre las primeras opciones ganan.
- ¿Disculpe?. Lo miro como si no entendiera y obvio que no me cree, pero me sigue el juego.
- Soy Leo ¿no te acuerdas de mi?. Sonríe tan hermosamente como lo recuerdo y yo me derrito como un helado, claro que como soy una excelente actriz (nótese el sarcasmo) me recupero rápido o eso creo.
- ¿Leo? ¿Cual leo?. Su sonrisa se pierde un segundo mira el suelo y luego suelta mi brazo obvio que me arrepiento en seguida pero que puedo hacer. No obstante vuelve a sonreír y ahora parece divertido.
- Leonardo Santos, tu EX vecino. Hace énfasis en "EX" y mis nervios están a flor de piel pero primero muerta que sencilla. Yo me hago la sorprendida y sonrio.
- Ya veo, has crecido un montón Leito. Paseo mis ojos por todo su cuerpazo y me sonrojo al instante, el se ríe un poco y también me repara de pies a cabeza.
- Pues no puedo decir lo mismo sigues siendo bien bajita.- Rie más y yo me pongo roja pero esta vez es de rabia.-No te molestes Beki, aún así estás preciosa, como siempre. Sus ojos brillan cuando dice eso, guardo silencio porque de un momento a otro la molestia se esfumó. Hasta que una vocecita que viene desde la reja de la entrada a la facultad nos interrumpe.
- Cariño, apresurate. En ese momento no entiendo nada aún, hasta que el me da un beso en la mejilla como despedida.
- Hablamos en otro momento Beki, me encanto verte. Sonríe y se va, yo no pude ni decir "hasta luego" ahí fue que me fijé que el se iba con esa mujer, que ella vino por el, que el no me odia como creí y que va a tener un bebé, porque la chica la cual no queda duda que es su esposa porque le planta un besote en la boca, esta embarazada, muy embaraza.

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NOTA DE AUTOR:

¿QUE TAL UNA HISTORIA DE BECCA Y LEO?
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