NUNCA MAS.

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                           Nunca más.
Benjamín.
  
Deje a mi papá hecho una furia, pero yo también estaba furioso, herido, molesto, cómo es posible que ella se fue sin decirme nada, cómo es posible que me tenga que enterar de esta manera, sé que es mío de eso no tengo dudas, ella solo ha estado conmigo y me duele que todo este tiempo tuvo a nuestro pequeño retoño en su vientre y yo muy tranquilo lamentándome, debí buscarla más, no debí dejar que se fuera, pero pienso buscarla y pienso hacer cualquier cosa para que esté conmigo no importa que, me siento molesto pero en el fondo hay un poco de esperanza, la amo y se que ella a mi también pero ahora seremos padres y eso me tiene dichoso y nervioso a la vez, llegó a el hospital y ruego porque aún esté en la consulta me apresuro a entrar estoy sudando frío de los nervios, aparte que voy a ser papá también voy a reencontrarme con ella y me asusta que no admita mi paternidad, que no admita que me ama pero ese es un riesgo que debo tomar.
  - Buenas tarde, ando buscando los consultorios de obstétricia. La recepcionista me desnuda con la mirada primero y yo ruedo los ojos.
  - En el segundo piso guapo. Arrugó mi frente.
  - Gracias. Y salgo disparado de ahí, llegó a el segundo piso y hay varios consultorios, pregunto a una señora que debe ser la secretaria.
  - Buenas tardes, busco a una paciente.
  - Dígame con que doctora tiene cita. Pregunta con la vista en el ordenador, yo paso mis manos por mi cara exasperado por no tener esa información.
  - Lo siento no lo sé, es mi mujer está embarazada, es cabello negro azabache, estatura media y cara angelical su nombre es Anabella Lizz. Ella me ve y entre cierra los ojos.
  - No puedo darle información de los pacientes.  
- Entiendo, también soy médico psiquiatra ella tiene un diagnóstico y ha tomado muchas drogas para su psicopatía podría ayudarme.
  - Ah usted se refiere a la hermosa señorita que no sonríe, es cierto tiene un rostro angelical pero da escalofríos. Si, mi Ana da mucho repelús pero ella es hermosa.
  - Si esa misma. Ella lo piensa y después suspira.
  - Bien, su doctora es Diana Fernández el último consultorio pero yo creo que debe estar por terminar su revisión.
  - Gracias. Le gritó y salgo corriendo, busco el consultorio y entro sin llamar, veo a una peliroja junto con la doctora y me decepciono seguro ya salió y se fue, suspiró y bueno por lo menos preguntaré a ver si me dan información aunque lo dudo.
  - Buenas tarde doctora, perdone que interrumpa vine por una de sus pacientes quisiera saber cómo está ella.
  - ¿Buenas tarde usted es?. Me apenó porque ni siquiera me he presentado la peliroja no me quita la vista de encima y eso me hace fruncir el ceño.
  - Soy Benjamín Lombardi, médico psicólogo también soy el papá del bebé de Anabella Lizz. La peliroja se asombra, sus ojos se abren como platos y la doctora me ve y sonríe.
  - De hecho... No termina de hablar cuando se escucha una voz muy conocida del lado del compartimiento donde hacen la revisión.
  - Estoy lista. Es lo único que se oye sin ninguna emoción y mi pulso se acelera sonrió y le pido permiso a la doctora con la mirada, la chica roja aún no me asimila. La doctora entra y al sitio donde está Ana y la peliroja también yo suspiró un poco y limpio mis manos en mi pantalon, entro y ella está ahí acostada con su páncita apenas abultada aún no me a visto, solo ve la pantalla.
  - Bueno Ana veamos a tu bebé. Ella frunce los labios pero no dice nada. La doctora hecha el gel y desliza el aparato y aparecen las imágenes en la pantalla me acerco más y quedó a su lado pero está tan entretenida que ni me mira.
  - El papá debe estar orgulloso. Ana no aparta su mirada de la pantalla.
  - No lo sabe. Susurra.
  - Oh, creo que deberías ponerle su nombre si es varón. Ella no dice nada.
  - ¿Como se llama?.
  - Benjamín, pero no será niño. La doctora deja de ver la pantalla y la ve a ella.
  - ¿cómo estás tan segura?. Desafía la doctora
  - Porque lo siento, es Evangeline. Lo dice aun viendo la pantalla sin expresión.
  - Lindo nombre. Hablo por primera vez y veo en el momento dónde Ana se tensa y su respiración falla, me acerco y tomo su hombro y ella se pone peor.
  - Hey, cálmate preciosa aquí estoy. Ella cierra los ojos.
  - Déjala respirar, sal por favor no le hace bien. Habla su acompañante.
  - ¿Le a pasado otras veces?. Pregunto tomando su pulso.
  - Hee, si bueno, algunas veces se pone así hasta perder la conciencia no ha sido facil. Su amiga está preocupada al borde de las lágrimas.
  - Necesito un oxígeno doctora, tiene un ataque de ansiedad, puede darle un paro o subirle la tensión alterial. La doctora sale disparada y Ana suda a mares.
  - Tranquila bella, estoy contigo debes respirar hazlo por ti, por mi y por Evangeline. Beso si frente y se calma solo un poco la doctora llega con una enfermera que rapidamente coloca la máscara de oxígeno, la doctora saca una jeringa con un tranquilizante y se lo suministra, poco a poco Ana va tranquilizadose y respirando normal, su amiga se hecha a llorar y la abraza.
  - Dios eso estuvo cerca, no ha sido facil su embarazo pensé que eran tonterías de ella cuando quiso abortar pero ella dijo que el bebé corría peligro, ya sé porque lo dijo. Llora desconsolada.
  -¿ Intento abortarlo?. Ella me ve y suspira.
  - No la juzgues ella lo intento pero se arrepintió, solo te nombraba a ti, no quiso decirte nada porque tenía inseguridades le dijeron que su embarazo era de alto riesgo y no quería ilusionarte para después perderlo y que sufrirás, no debería decírtelo pero ella ha tenido ataques tras ataques, no a podido tomar sus otros medicamentos y no logra dormir, aveces se lastima los brazos solo con las uñas para no lastimar a su bebé, cuando olvida algún medicamento o cualquier cosa se golpea dónde no pueda dañar a el niño. Se le salen las lágrimas --. Ella te necesita aunque no lo admita.
  - Yo estoy aquí, y no pienso dejarla más.
  - ¿Nunca más? lo prometes. Se nota que la quiere.
  - Nunca más. Le sonrió y ella también lo hace dándole un beso en la frente a Ana.

MI BELLA CALAMIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora