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𝗘𝗟 𝗖𝗛𝗜𝗖𝗢 𝗗𝗘 𝗖𝗔𝗕𝗘𝗟𝗟𝗢 𝗩𝗘𝗥𝗗𝗘 𝗧𝗥𝗢𝗧Ó 𝗛𝗔𝗦𝗧𝗔 𝗦𝗨 𝗠𝗘𝗦𝗔, donde una castaña lo esperaba ansiosa.
— ¿qué pasó? —preguntó la chica—.
— nada, la comida estará lista en unos... —miró la hora en su teléfono— diez minutos —.
—la morena tenía una mirada que su amigo no pudo descifrar— ¿puedo decirte algo y no te enojas? —.
daniel la miró con fastidio, ¿qué habría hecho su querida amiga?
— ¿qué hiciste ahora, nailea? —.
— yo, bueno... olvidé mi teléfono... en el hotel —sonrió con pena—.
— ¿es neta, nai? —.
la morena le dio una mirada de disculpa, mientras el chico suspiraba. daniel giró a ver si alguna mesera llegaba para traerles su orden, y, al no ver a nadie, volvió a mirar a su amiga.
— cuando traigan la comida vamos rápido a buscarlo, tal vez aún tenemos algo de tiempo —.
les voy a poner en contexto; la banda tenía unos compromisos ese día, nailea los acompañaría y, como no habían comido, quedaron en que nailea y daniel pedirían algo para llevar y comer antes de llegar al lugar de reunión. sus amigos los esperarían en la plaza, el problema era que estaban cortos de tiempo y ahora, con la situación de nailea, lo estaban aún más. ¿entendieron? bien, prosigamos.
nailea tomó el teléfono de daniel y entró a ver un rato instagram para distraerse, mientras su amigo quedaba al pendiente por si llegaba alguien con su comida. luego de los diez minutos que había contado daniel, llegó una chica con su comida y ellos se levantaron para irse antes de que se les hiciera más tarde.
el teléfono de daniel sonó, indicando que lo llamaban, y nailea atendió ya que aún lo tenía en sus manos.
— ¿hola? —la chica no había revisado quién era—.
— ¿nai? ¿dónde están? ya te llamé varias veces y no contestabas —era roberto— ¿y qué haces con el teléfono de daniel? —.
— en primer lugar, hola, saracho. en segundo lugar, estamos saliendo del restaurante, ya tenemos la comida. y en tercero... vamos a llegar en un rato más —.
— ¿qué, por qué? ¿acaso no han visto la hora? —.
— ya sé, pero olvidé mi teléfono en el hotel, vamos a buscarlo y vamos para allá —la chica caminaba lo más rápido que podía hacia su hotel—.
— está bien, pero por favor ya no tarden, wakks se va a enojar ¿sí? —roberto dudó antes de hablar, sin embargo, lo hizo— t-te quiero... —murmuró—.
