— quiero ir —sus piernas temblaron por momentos— es un lugar muy lindo y... mis amigos están allá —.
— ¿tus amigos? —su madre soltó una risa amarga— ¿por eso quieres irte? —.
nailea permaneció en silencio sin saber qué decir. no iba a mentir, estaba asustada. nunca antes se impuesto de esa forma sobre su madre y nunca antes le había hablado así. no sabía que pasaría luego pero ya no habría una marcha atrás, había tomado una decisión.
— nailea, por favor... —se frotó la cien con la mano— ve a dormir, no voy a discutir contigo ahora —.
— mamá —stephany la interrumpió—.
— ya me tienes bastante sorprendida con ese tonito que usaste conmigo, ve a dormir —ordenó con su voz firme de siempre—.
a nailea no le quedó más remedio que subir las escaleras cabizbaja. daba pasos lentos. estaba avergonzada de lo que había hecho, definitivamente había sido muy precipitado. pero no cambiaría de opinión, lograría regresar a la capital, lo daría por hecho.
— y te quiero despierta a las ocho de la mañana, hablaremos de esto —dijo la mujer—.
creo que sería un poco más difícil de lo que pensaba. ⠀
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siete de la mañana.
nailea miraba el techo de su habitación recostada en la cama. había dormido apenas unas dos horas, la conversación pendiente con su madre la tenía inquieta.
