Alaska Malfoy había vivido toda su vida limitaba por su padre, estaba llegando al punto de que su mente estába muerta pero su cuerpo vivo.
Eso pensó hasta que le asignaron darle turorias de Encantamientos a James Potter un Gryffindor revoltoso aman...
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Todo se encontraba oscuro la gran mesa negra que se posaba en medio de la habitación con sillas a los extremos de cada lado y dos más extravagantes frente a frente.
En estas dos sillas estaban dos hombres uno se veía bastante joven y delicado mientras que el otro era un viejo con barba.
-Mis queridos seguidores nuestra era ha empezado ya.-Dijo el más joven llamando la atención de todos.-Todos nos verán como sus reyes y nosotros los trataremos como lo que son discípulos.
Todos lo observaban con codicia en sus ojos ante aquellas recién palabras mencionadas.
-No he apresures mi pequeño, aún faltan algunas cosas para darnos a conocer como deberíamos y para eso necesitamos que todo esté perfecto.-dijo el viejo con barba llevándose reclamos por la mayoría de las personas.
El más joven le dio una mirada llena de odio pues el viejo le estaba empezando a cansar y no nomas a él si no que a todos y claro que teníamos eso claro pero todavía faltaba un movimiento para deshacerse de él.
-Prosigamos a seguir acomodando el plan.-dijo el joven ignorando el comentario del viejo.
Todos los presentes le dieron la razón al joven haciendo que el viejo se fuera indignado, haciendo que el joven sonriera con orgullo al conseguir lo que quería.
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Como Alaska lo había planeado ya había pasado varias noches durmiendo en el cuarto de la biblioteca pues parecía que está estaba llena de hermosos libros muy antiguos que de verdad no eran tan conocidos pero eran una hermosa arte para la escritura.
Alaska había decidido no intervenir en el avance de relación de Narcissa y Lucius pues los había notado más juntos y las vibras que transmitían los hacía ver tiernos.
Hacía ellos estuvieran solos los veía lo necesario para que ellos siguieran con sus avances.
Además de leer Alaska se dedicaba la mayor parte de su tiempo a pintar desde los jardines de la mansión hasta cada rincón de esta, ahora se encontraba escuchando música mientras las pinceladas se posaba en un el lienzo blanco frente a ella había decidió dibujar en la biblioteca y darle su toque de ensueño así que le costaría mucho dibujarla pero tenía planeado regalársela a su hermano o quedársela ella o mejor aún dársela a Narcissa.
