Alaska Malfoy había vivido toda su vida limitaba por su padre, estaba llegando al punto de que su mente estába muerta pero su cuerpo vivo.
Eso pensó hasta que le asignaron darle turorias de Encantamientos a James Potter un Gryffindor revoltoso aman...
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Laela sonrió ante la imagen de Adelaine que intentaba hacer su hechizo de nuevo.
-Es imposible de realizar, Laela, dijiste que me ayudarías, hazlo en este momento, por favor.-Dijo la pelirroja en modo de súplica.
-Si lo termino ya no sería tu hechizo, Adelaine.
-Lo sé, pero eso no importa, solo quiero terminarlo para empezar con otro.
Laela lo pensó unos minutos para terminar negando.-No, lo tienes que terminar tu Adelaine, haz trabajado demasiado en esto, no puedes rendirte en estos momentos.
Adelaine resoplo con molestia.-No lo quiero terminar, ¿y si mejor lo dejo así y empiezo con otro?
-¿Cuando me has visto rendirme porque no me sale nada hechizo o poción nueva, Adelaine?
-Nunca, pero...
-Pero nada, eres buena en esto y los sabes, así que no te sabotees a ti misma, no lo hagas Adelaine.
Adelaine observo a Laela, no sabía que tenía estos días la Russel, pero sabía que tenía problemas y decirle esas palabras de alguna manera también eran dirigidas para ella misma.
-Bien, no me rendiré, ¿pero prométeme una cosa?
-¿Cuál?
-Que tú tampoco te rendirás con lo que sea que estás pasando.
Laela abrió la boca sorpresa ante la revelación de Adelaine.
-No sé dé qué hablas.
-Lo sabes, tal vez yo no sepa, pero sé que estas mal y cuando estés lista me lo dirás y solo te ayudaré para que lo confrontes.
Laela la miro con una sonrisa, Adelaine era demasiado para ella y siempre lo supo, tal vez sus padres le dieron una tarea para no terminar muertos, pero ella no lo podía hacer, no podía traicionar a Adelaine solo por el miedo de sus padres, no lo haría.
Terminaría esa estúpida poción se las daría a sus padres y se mantendría alejada de ellos, no quería ser parte de sus planes, y mucho menos si esos planes influían terminar lastimando a Adelaine.
-¿Me lo prometes¿-Volvió a preguntar la pelirroja con una sonrisa.
-Te lo prometo, Addie.
Adelaine sonrió y eso hizo sonreír a Laela de vuelta.
No.
No le haría daño a Adelaine.
Ella la única persona que le preocupaba y valía pena en su vida.
No le podía hacer eso, no a ella.
Si tenía que dar su vida la daría, pero no pensaba traicionar a Adelaine de esa forma.
