Capítulo 33

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Marinette y Adrien habían entrado a la empresa rápidamente, pasaron gran parte de la mañana revisando algunas obras en la ciudad, todo estaba en orden a excepción de algún que otro detalle.

—Asegúrate de avisarle al señor Grosvenor el avance con su proyecto.

—Anotado. —respondió a sus espaldas escribiendo en su libreta. —le recuerdo que tiene una reunión a las doce con el señor Agreste nuevamente. ¿Prefiere la sala de juntas o le hago una reservación para almorzar?

—Creo que comer fuera es una buena opción, haz una reservación mejor. —se adentraron al elevador rápidamente, Adrien marcó el piso correspondiente y ella lo observó en silencio. Cuando las puertas se cerraron Marinette se paró frente a él, viéndolo a los ojos, acercándose peligrosamente a su rostro.

—Señorita Marinette...

—Quiero un beso. —él sonrió, tentado por la ternura en su voz, pero se contuvo con todas sus fuerzas.

—Hay cámaras aquí. —respondió en un susurro viendo ligeramente hacia una de las esquinas del elevador. —no podemos...

—Sólo será un pequeño toque. —Adrien negó con la cabeza y ella terminó por ceder, se volteó hacia al frente con sus hombros caídos y su sonrisa desvanecida. —A veces eres muy cruel, ¿lo sabías?

Cuando las puertas del elevador se abrieron, avanzaron con total calma, Adrien observó por todos lados y antes de que ella terminara por hacerse ver en la sala de estar, sujetó sus hombros y la arrastró al pequeño cuarto de limpieza.

Marinette lo miró algo asustada, los nervios de ser descubiertos la golpearon sin previo aviso, pero cuando él sostuvo su cintura cortando la distancia entre los dos, sonrió.

—Estás demente. —susurró rozando su nariz. Él arrugó la suya con la enorme sonrisa que se dibujaba en su rostro.

—Me estás tentando cada vez más, ¿qué querías que hiciera? Además, no podía dejarte ir con esa cara tan triste. —las carpetas que ella sujetaba cayeron al suelo cuando extinguieron la distancia entre sus labios. Adrien la subió a una pequeña mesa al rincón, sin perder el contacto. Sus manos acariciaron suavemente su espalda baja, perdiéndose sin querer más abajo de lo debido.

—Esto es más que un beso, Adrien. —susurró entre sus labios con una sonrisa que se contagiaron. —si no paramos...

—Si no paramos terminaré haciéndote el amor aquí mismo.

—Pobre del conserje. —Marinette lo atrajo con sus piernas, tomó sus mejillas con ambas manos y volvió a besarlo sin contención. El suave toque de sus labios la derretía cada vez más y tal parece que nunca era suficiente.

—Te quiero. —se vieron en silencio por una eternidad, con sus respiraciones aceleradas y el pulso a más de cien seguramente. Las mejillas de Marinette se pintaron de rojo; avergonzada por sus ojos verdes, sonrió ahora con timidez. —¿qué pasa con esa cara?

—Es que dices eso tan bonito. —murmuró acariciando su mentón con sus dedos. —y no puedo evitar que mi corazón se acelere.

—¿Se podría decir que ya estoy ahí dentro?

—Estás tan en el fondo de mi corazón, que nada ni nadie podría sacarte jamás. —Marinette se abrazó a su cuello y dejó su mejilla descasar en la de él. —esto es... Una completa locura, pero me hace muy feliz. Tú me haces muy feliz. —Adrien bajó unos centímetros más hacia su cuello, dejó cortos besos volviendo a subir hasta su oreja.

—Debemos volver al trabajo. —ella asintió reprimiendo lo más que pudo las cosquillas que le provocaba su cálido aliento. —al menos yo debo volver o mi jefa podría molestarse. —ambos rieron por lo bajo, como si cometieran la más grande travesura.

Te Puedes Quedar En Mi Corazón "Cada Tropiezo Me Lleva A Ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora