Capítulo 10

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Marinette caminaba tranquilamente en dirección a su oficina, siempre seguida detrás por su asistente, el cual no hacía más que decirle toda su agenda de ese día.

-A las diez tiene la junta con los inversionistas italianos.- habló un tanto agitado y ella se adentró al ascensor.

-Bien. Necesito que arregle la sala de juntas, Adrien.- las puertas metálicas se cerraron.- ya sabe a quien debe informarle.

La azabache sonrió volteando el rostro hacia el ojiverde y este parecía estar algo agitado.

-Adrien... .- llamó su atención.- ¿se encuentra bien?.- preguntó algo preocupada y este asintió repetidas veces.

-Claro que si. No se preocupe por lo de la junta.- habló con rapidez un tanto inquieto. Marinette entrecerró sus ojos examinandolo un momento.

-Si usted lo dice.- hizo una pausa antes de hablar nuevamente.- necesito que se comunique con los arquitectos del hotel plaza lo antes posible.- las puertas se abrieron y ambos salieron del ascensor hacia su oficina compartida.

Los dos saludaron a las secretarias como todos pos días y se encerraron en su lugar de trabajo. La ojiazul dejó su bolso sobre su escritorio, notando así su café sobre la superficie al mismo tiempo.

Una sonrisa apareció en los labios de la chica y observó al rubio de reojo ordenando unas carpetas un tanto nervioso.

-Adrien, ¿qué le ocurre?.- preguntó ahora más seria, acercandose con sus brazos cruzados.- si tiene algún problema puede decírmelo.

-No puedo moverme de aquí, tengo que terminar de arreglar...

-Adrien.- interrumpió sus palabras abruptamente y este guardó silencio viendo detenidamente aquellos ojos azules que no hacían más que perderlo entre las nubes.- dígame que sucede.

-Quiero ir al baño.- respondió con una sonrisa incómoda y ella parpadeó un par de veces asimilando lo que decía.

-¿Qué?.- lo miró extrañada.

-Eso... cuando llegué no pude ir porque estaban trapeando aún y luego cuando volví estaban fuera de servicio porque alguien golpeó un grifo, inundando todo. Subí al tercer piso y estaban con llave, busqué a quien debería tenerla, pero ella estaba resolviendo el asunto del otro baño inundado... me rendí y se me hizo tarde porque usted llegaría y tenía que pasarle las carpetas y su agenda y...

-¡Adrien!.- exclamó para que este se calmara.

-Lo siento.- sonrió con pena.

La azabache caminó hasta su escritorio y buscó en uno de sus cajones una llave, la cual le extendió al nervioso joven.

-Tome.- este la recibió sin comprender.- son las llaves del baño de los conserjes.- los ojos del rubio se iluminaron y salió casi a tropiezos.

-¡Usted es un ángel!.- exclamó antes de desaparecer de su vista, dejándola a solas.

Marinette soltó una sonora carcajada por su asistente tan enérgico y... tierno.

<<¿Qué haré con usted, Adrien?>>

Ella tomó asiento en su lugar y tomó el café en sus manos observándolo detenidamente, llenándose así de su dulce aroma. Se dio cuenta que este tenía una nota pegada color verde.

"Espero que hoy sonría más que ayer.
A."

Un calor se concentró en su pecho al tomarla, pero antes de poder admirarla más a detalle la puerta se abrió dejando a la vista a su novio.

Te Puedes Quedar En Mi Corazón &quot;Cada Tropiezo Me Lleva A Ti&quot;Donde viven las historias. Descúbrelo ahora