Capítulo 36

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Toda la empresa estaba patas para arriba, murmurando y cuchicheando lo más mínimo; Marinette y Adrien no entendían lo que pasaba, sólo se regalaban miradas de incomprensión mientras avanzaban hasta el ascensor. Las puertas se cerraron y mantuvieron su posición hacia al frente en todo momento.

—¿Alguna idea de qué tenga a todos tan alterados?

—No, sólo espero que no haya pasado nada grave.

Llegaron al piso correspondiente y siguieron su camino hasta la sala de estar, donde una nerviosa Rosita se acercó a ambos.

—Buenos días, señorita Marinette y Adrien. —ambos hicieron un asentimiento al mismo tiempo. —señorita Marinette, requieren de su presencia en la oficina del presidente.

—¿A mi? —cuestionó sin comprender, a lo que Rose sólo pudo afirmar mordiendo su labio inferior nerviosa. —bien. —se volteó hacia Adrien; él ya tenía sus manos extendidas para que le diera su bolso y carpetas. —gracias, ve mientras a la oficina. Rose, ¿no deberías estar en tu puesto?

—Es que me enviaron por café a penas me vieron y...

—Está bien, no te preocupes. Sólo recuerda que tu jefe es Luka, no es parte de tu trabajo hacerle café a nadie que no sea de tu departamento, a menos que Luka te lo pida.

—Lo sé, señorita Marinette. —la rubia bajó su cabeza un instante. —pero fue... El hermano del presidente. —Marinette abrió sus azules al oírla; el hermano de Nathaniel estaba en la empresa... Eso lo explicaba todo.

—Comprendo, tranquila. —posó una mano en su hombro para darle algo de confort y caminó hacia la oficina de Nathaniel respirando profundamente.

Rose quedó de pie al lado de Adrien, viendo como la azabache se perdía por los pasillos, seguida por las miradas de las secretarias y murmullos.

—Rosita, ¿qué está pasando? —ella volteó a verlo y suspiró.

—El hermano mayor del presidente vino de sorpresa; suele hacer eso de vez en cuando para ver cómo van las cosas en la empresa. No traía buena cara, así que supongo que las cosas no están del todo como él quisiera.

—Ya veo... ¿Cómo es él? —Rose hizo una línea con sus labios.

—No sabría decirte con exactitud, no lo conozco mucho; se ve que tiene un carácter fuerte, y sé que siempre ha estado en conflicto con la señorita Marinette porque ella no se queda callada cuando tiene algo que decir.

—Es bueno saberlo. Iré a la oficina, hablamos luego. —se despidieron a distancia. —no se calla cuando tiene algo que decir. —repitió con una sonrisa tenue.

°°°

Marinette golpeó la puerta dos veces, escuchó un 'adelante' así que se adentró a la oficina; sus ojos reconocieron enseguida al hermano de su ex prometido, no había cambiado absolutamente nada desde la última vez que se vieron. Su cabello rojizo estaba perfectamente ordenado y sus pálidas manos unidas sobre el escritorio.

—Buenos días. —saludó por cortesía Marinette, cerrando tras suyo la puerta.

—Ojalá fueran buenos, cuñada. Por favor toma asiento, hay cosas que debemos discutir. —ella lo vio algo confusa, se sentó y esperó que prosiguiera. —para empezar; ¿dónde está Nathaniel?

—¿Por qué debería saberlo?

—¿Es broma? —él tomó el puente de su nariz y rió sin gracia. —no es posible que todos los empleados ya estén trabajando y su presidente no esté en su puesto.

Te Puedes Quedar En Mi Corazón "Cada Tropiezo Me Lleva A Ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora