Capítulo 27

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Los días se hicieron eternos. Para algunos el trabajo significaba horas del día bien rendidas, pero para otros como Adrien no era más que papeleo, números, firmas y reuniones en nombre de su jefa. Si algo lograba destacar de todo, es que podía trabajar bien con Nathaniel, resultaba que si el hombre ponía su disposición en la empresa todo corría a la perfección.

A pesar de que Adrien y Nathaniel no se llevaban bien personalmente, de manera profesional se cordinaban bien y eso era lo que en realidad importaba para cada uno.

Habían tres vasos de café (vacíos) sobre el escritorio del rubio, una pila de contratos ya revisados a su mano izquierda y un archivador lleno de post-it coloridos pegados con anotaciones de cada cosa que debía estar lista al término del día.

Acabó de imprimir unos documentos y se levantó yendo hacia la oficina de Luka. Rose sonrió al verlo a la distancia.

—Otra vez por aquí, Adrien. —dejó de teclear y cruzó sus brazos. —¿qué necesitas?

—La firma de tu jefe. —alzó los peleles y los bajó cuando llegó frente a su escritorio. —¿Puedo pasar?

—Está en terreno en este momento, tendrá que ser luego, a menos que sea muy urgente. Si quieres lo llamo. —tomó el teléfono, pero rápidamente él negó.

—No te preocupes, puede esperar. Después de todo aún necesito la firma del señor Kurtzberg, pero estaba en una reunión ahora. —ella asintió dejando nuevamente el teléfono en su lugar. Apoyó su mentón en sus nudillos con los dedos entrelazados y observó a su colega algo preocupada.

—Te ves cansado... ¿Todo bien? —preguntó  sin quitar la dulzura en su voz. Adrien se acercó más a su puesto para hablar en confianza.

—Es un pequeño problema con Félix. Unos niños en la escuela lo molestaron y tuve una larga charla con él por la noche, así que dormí un poco.

—Entiendo. —susurró. —pero Félix es muy fuerte. Estoy segura que le hizo bien saber que estabas con él apoyandolo. —sonrió brevemente. —eres un buen hermano. —Adrien posó una mano en su nuca y le extendió los documentos.

—Gracias, Rosie. ¿Crees que podrías hacerte cargo de esto?

—Claro, no hay problema. Cuando vuelva mi jefe, haré que lo revise.

—Bien, hablamos luego. Debo volver al trabajo. —ella asintió. —te traeré un chocolate la próxima vez. —le guiñó un ojo y golpeó dos veces la mesa antes de irse.

—Te lo cobraré.

Adrien volvió a la oficina. Dos horas después, Nathaniel golpeó su puerta y se adentró cuando le dio luz verde.

—¿Necesita algo?

—Adrien. —aclaró su garganta. —el señor Grosvernor vendrá por la tarde para ver el avance con el hotel. Necesito todos los informes del costo de maquinaria hasta el momento.

—Bien, le enviaré todo a Mylène enseguida. —Nathaniel sonrió. —listo. Si hay algún error me avisa para corregirlo.

—Bien. Sabes... Tengo la ligera sospecha de que nos propondrá otro proyecto y definitivamente eso será beneficioso para nosotros.

—Se abrirán más puertas para la empresa. El señor Grosvernor tienen varios negocios en América y gran parte de Asia.

—Entiendes de lo que hablo. —acomodó su saco y tomó su celular. —hablaré con Kim sobre la reunión. Por cierto... —hizo una pausa, envió un mensaje y volvió a ver al rubio —Marinette probablemente llegue justo cuando inicie la reunión, no es mi idea que ella esté presente, pero conociéndola es posible venga de todas formas. —los ojos de Adrien se abrieron más de lo normal, su pulso se incrementó y extrañamente un nudo se formó en su garganta.

Te Puedes Quedar En Mi Corazón "Cada Tropiezo Me Lleva A Ti"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora