Prólogo

19 7 2
                                    

La lluvia caía empapando las calles de Phoenix, pequeños relámpagos surcaban el cielo gris que amenazaba con desatar una tormenta horrorosa.

Su diminuta silueta en comparación con mi altura estaba frente a mi fingiendo ser fuerte cuando en verdad sus labios temblaban, su piel estaba erizada y aquel cabello rojo fuego se adhería a cada lado de sus rojas mejillas.

Me miraba con ojos llorosos cosa que me partió el corazón, estaba enojada su expresión lo decía todo, los cachetes inflados era una clara prueba de ello.

La miré detenidamente, repasando lo que diría a continuación, recordando el porque de la decisión que estaba  tomando, las palabras se atascaron en mi garganta, mi cuerpo se mantuvo rígido y la maleta en mi mano izquierda empapada al igual que mi cuerpo.

Intenté apartar la mirada y así tomar el valor suficiente para hablar pero no lo conseguí, esos ojos color miel estaban sobre los míos, esperando, esos mismos ojos que vi tantas veces, esos que me llenaban de calma, los que me dieron el valor para no mandarlo todo a la mierda y quedarme sin conocer el sentimiento tan bello llamado Amor.

Esos hermosos ojos me miraron tantas veces llenos de alegría e inocencia, me costaba creer que eran los mismos que me observaban en ese momento llenos de remordimiento, dolor y decepción.

Mil millas lejos de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora