Padre por unos días

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Cómo de costumbre el charro negro estaba asiendo tratos y cobrando los mismos, solo que está vez se encontró con una "vieja amiga" o más bien una perra que no dejaba de chingar con sus jueguitos e intentos de seducirlo, pero es que ¿cómo chingados la asia entender que no quería nada con ella?

Ahora veía que la cabrona estaba asiendo un ritual para aumentar su poder con el alma de tres inocentes niñas.

-Charro! Mi amor -dijo la nahuala saltando o bueno intentando saltar en sus brazos

El charro como de costumbre simplemente se transformó en energía negra y se movió unos tres metros para atrás.

-Amor por qué te mueves?

-Amor ni que madres! Cuántas veces te voy decir que me vales madre?! Que no quiero nada contigo?!

-Pero amor! Con este ritual seré más poderosa y podremos estar juntos

-Juntos mis huevos! Vete mucho a la chingada Nahuala

El charro negro se dio la vuelta dispuesto a largarse de aquella mansión o como le dedican "la casona" pero claro la Nahuala no tenía ni dignidad literalmente se tiró a sus pies, el charro simplemente saco su pies de los brazos de la mujer, volteo a verla con asco y siguió su camino.

Cómo al charro le divertía el ver cómo cada plan le salía muy pero muy mal se quedó a ver qué pasaba, más no se esperaba encontrarse con una niña que le dio un bueno golpe, detuvo el ritual y se salió de hay, tenía que admitir que le divirtió bastante pero también encontro a un niña con el don que necesitaba o bueno necesitaría su susesor

-Lastima que es chamaca, si fuera chamaco sería otra historia

El charro continuo viendo a aquella niña de nombre Toñita vio como se casó con un cabrón de nombre Juan y como tuvo un hijo pero este no tenía el don que esperaba que tuviera.

- Chingada madre por qué diablos salió normal?

Como sea el charro también vio como ese muchachito creció, como se casó y como tuvo su primer hijo, que casi rogó por qué tuviera tal don... Sobra decir que casi lo tira por la ventana cuando vio que no lo tenía.

-Otro que sale normal

Ni el sabía por qué seguía viendo a dicha familia bueno tal vez tenía la esperanza de que algún miembro de la familia tuviera el dichoso don que buscaba...

Paso el tiempo y nacieron un par de gemelos un niño y una niña, baya nacimiento fue tan difícil como mortal, un día de diciembre hizo un frío terrible, el charro fue hasta su cuna donde el pequeño Leo lloraba a mares y ya lo tenía hasta el gorro, se dio cuenta de inmediato quien era la preferida de ambos gemelos, mientras la pequeña dormía cálidamente con sus padres, el pequeño dormía en un cuarto alejado y frío las únicas personas que lo atendían y eso aveces eran su nana y su hermano mayor Nando.

-Aver chamaco ya te callas?

El charro negro lo miro en aquella humilde cuna de madera apenas cobijado con un pequeña, liviana y vieja manta, traía puesto únicamente un pañal de tela y por obsequio de su abuelo una delgada cadenita de oro, dio un largo suspiro y volteo a la ventana que se encontraba abierta, camino asia ella y la cerro.

-Como es posible que hagan esto con un niño? Más con este clima.

El charro volvió a la cuna del pequeño lo tomo en sus brazos y se sentó en una silla sercana, con lo que no contó el demonio fue que el pequeño se pego más a su pecho en busca de calor, aquel demonio no hizo otra cosa que abrir lo ojos en sorpresa y paso lo que nunca creyó sonrió pero no la típica sonrrisa malévola de siempre, está era diferente era genuina, empezó a meserlo el pequeño dejo de llorar mas no se dormía fue cuando lo movió para verlo bien.

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