01

14.6K 1.5K 236
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀 𝐌𝐀𝐑𝐈𝐍𝐀

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀 𝐌𝐀𝐑𝐈𝐍𝐀.

-¡Me saque un diez en la calificación de matemáticas!- Gritó alguien abriendo la puerta de mi habitación.

Ahí estaba Seth con unas hojas en las manos, supuse que su examen.

-Felicidades, pequeño.

-¿Qué sucede?

-Tengo miedo, Seth, de dejarte en este mundo desagradable, de dejar a Leah, a mamá y papá.

Había dicho todo eso mientras ordenaba unas fotos en la pared pero me di la vuelta al oír un llanto.

-No digas que te iras, tu no te puedes ir, quien me contará historias por la noche, con quién veré Mulan.- Decía el pequeño Seth desesperado.

Me acerque para abrazarlo mientras sentía como mi polera se mojaba por sus lágrimas, pasaba mi mano por su espalda para poder calmarlo.

-Ire a casa..

-Seth.

-Quiero ir a descansar, no me siento del todo bien.

Deje que se fuera, sabía que mis palabras le habían afectado y mucho, el peor que estaba con mi enfermedad era Seth, pues yo desde pequeña lo había estando convirtiendo en lo que es ahora.

Vi mi carrito de medicinas con asco pero me acerque a buscar el jugo J.

Es nutrición líquida que entra en mi estómago con un tubo gástrico.

Lo conecte a donde tenía el tubo, el cual tengo en el lado izquierdo del abdomen.

Agarré mi computadora para comenzar a hacer trabajos mediante a Internet mientras que el jugo se consumía de a poco, era muy buena en mis cursos y aveces ayudaba a Leah o Seth.

Mire toda la habitación buscando algo con que distraerme, hasta que di con el chaleco afflovest, sabía que en cualquier momento tendría que usarlo pues debía botar la mucosidad que se crea en mi cuerpo.

Algo asqueroso, por lo cual lo hago cada noche.

Aun seguía viendo el chaleco hasta que tocaron la puerta haciendo que quede confundida, hoy venía solamente Seth, y las enfermeras o doctoras me hablaban para entrar.

Océano de Enfermedades-Edward Cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora