EL PRIMER PASO

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"... Espero su respuesta."

Firmé al final bajo el nombre de Minerva, daba cierto poder el utilizarlo para asuntos de suma importancia, quizá él sí conozca ese sobrenombre.

Era algo arriesgado pero valía la pena intentarlo si ellos lograrán aceptar podemos echar un paso delante de ellos y acabaríamos más fácil con toda esa estúpida realeza.

El búho mensajero no tardó en llegar, con cuidado me acerqué a él y le di algunas lombrices como alimento, las había encontrado en los túneles. A veces me pregunto si es que también experimentaban con animales en Lambda, ya que en algunas ocasiones me encontraba algunos animales que parecían entenderme cuando les hablaba, o eran demasiado inteligentes. Un ejemplo es este búho, al cual si le pido algo, inmediatamente me obedece y termina lo que le dije, lo cual no creo que haga un búho normal.

En fin, no creo que los Ratri y los demás conozcan este detalle de los animales inteligentes, es otra ventaja a nuestro favor, podríamos utilizarlos como espías y ellos no se darían cuenta. Aunque primero deberíamos investigar dónde se ocultan, ya que dudo mucho que se encuentren en Grace Field todos ellos.

—Lleva esto con Lord Geelan —le entregué la carta al Búho, quien la tomó con el pico y se fue volando por la ventana de la oficina.

Si acepta mi visita en su guarida ya sería ganancia, aunque no sólo por entrar tenemos asegurado el trato. No quise darle mucho detalle por la carta, simplemente le pedí permiso para llevar a cabo una reunión con todo su Clan, si la mayoría están de acuerdo con que debemos acabar con la reina, estoy segura de que Lord Geelan aceptará hacer el trato con nosotros.

Debo pensar qué debería decirle para que no ponga peros, las palabras bonitas sirven pero también necesito argumentos por los cuales yo quiero atacarla. Ya se me ocurrirá algo, si están desesperados aceptarán inmediatamente, pero si no pensaré en recurrir a las amenazas, lo cual tampoco me gustaría.

Estoy algo cansada, aún tengo algo de sueño por no poder dormir bien, seguro que con un café estaré como nueva. Pero primero debo acomodar mi oficina ya que es un desastre, hay libros tirados por todos lados, algunos mapas que los chicos ocupaban para sus exploraciones, y papeles que ahora ya no no servían para nada y que los habíamos tirado por el suelo.

Justo cuando iba a empezar con todo el desorden, alguien tocó la puerta pidiendo permiso para poder entrar. Le dije que pasara, aunque no esperaba que fuera ella quien quisiera verme, no hemos hablado desde el día que llegó.

—¿Sucede algo, Ayshe? — no hubo respuesta alguna, se quedó callada recargándose en la pared.

Su presencia de por sí ya me causaba algo de miedo, que no contestara me hizo pensar que algo tramaba. Aunque tampoco quería pensar mal sobre ella a pesar de que seguro nos quiere matar por lo del demonio.

Es una chica linda, quisiera conocerla más pero no tengo el tiempo necesario para poder hablar, ni siquiera puedo hablar otra vez con mi familia, eso me pone triste. Al menos ya sé que están aquí, y están bien, eso me tranquiliza.

—¿Es necesario que entrene con esos chicos? —Oh, era eso.

—Sí, ellos tienen ciertas habilidades que podrían enseñarles para utilizar las armas, además de que son los más capacitados para eso, por eso les encargué la tarea de entrenarlos, incluyéndote.

—Está bien.

No dijo nada más y se salió. Es algo rara.

Me daba mucha intriga cómo era esa chica, se veía que era callada, aunque tal vez esa actitud sólo sea con nosotros porque la trajeron a la fuerza.

LA NUEVA MINERVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora