150146

918 96 22
                                    

Hola hermosas criaturas de la existencia, he aquí otro capítulo más de este fanfic.
¿Quieren algo para su lectura? ¿Galletas? ¿Agua?
Disfruten
.
.
.
.

Me encontraba sentada en mi cama mientras que unos doctores vinieron a revisarme. La noche anterior, cuando me descontrolé y tiré todo al suelo, me había hecho algunas heridas con unos objetos afilados.

Tenía miedo, Ray seguramente a esta hora esté siendo revisado, y quizá le estén poniendo la marca de Lambda. Sólo espero que no sea tan doloroso como me pasó a mí.

—Listo, 63194, evite volver a hacer algo como eso —dijo un doctor antes de irse.

Miraba el suelo, pensando en lo que podía pasar. Intentaba procesar lo que vi ayer; Ray está aquí, en este horrible y asqueroso lugar. Quería hacer algo, no podía permitir que le pasara lo mismo que a los otros chicos de Lambda.

Me levanté de la cama, mirando alrededor mío. Todo lo que tenía encima de una mesa ahora estaba en el suelo, incluyendo el tablero de ajedrez y sus piezas. Me acerqué a juntarlos, habían peones por todos lados, incluso debajo del librero. Al terminar volví a acostarme en el colchón con cobijas, aún no acomodaba la cama. Sólo miré el techo por un rato pensando en todo.

Mi pesadilla se hará realidad.

Habían doctores afuera de la habitación, seguían hablando sobre mi estado de salud. ¿Qué aquí no tienen otros temas de conversación que no sean sobre Lambda?

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un doctor que ya conocía, uno de mis ahora amigos: el gran Smee.

—¿Cómo te sientes? —preguntó mientras cerraba la puerta.

—Podría estar mejor —hice una pequeña sonrisa, aunque en realidad estaba triste y enojada.

—Se nota —tomó una silla de madera que tenía, la que también me había herido la mano. —Bien, hablemos.

—¿Y los doctores de afuera? —voltee hacia la ventana, no había ninguno ahí.

—Peter me ordenó venir, eso conlleva a dejarme a solas contigo, aunque en este momento debería hacerte algunos chequeos. Me he ganado la confianza de esa rata, por eso también me dejan cuidar a tu amigo.

—Ya veo.

No estaba segura de que estuviéramos completamente a solas, podía haber micrófonos ocultos en el cuarto que estuvieran activos todo el tiempo. Supongo que estoy mal, por eso dejé esos pensamientos de lado. Si hubieran micrófonos escondidos, ya habrían hecho algo contra nosotros dos.

—¿Sobre qué hablamos?

—El plan, repasémoslo antes de que se nos olvide.

—Hablando sobre eso, creo que deberíamos adelantarlo al día de hoy —el hombre se sorprendió por mis palabras, pero era lo que creía mejor. —No puedo permitir que Ra- Digo, los chicos que están aquí sigan sufriendo.

—Emma, entiendo tu preocupación por tu amigo, pero adelantar el plan podría ser peligroso. Además, yo lo estaré cuidando, no tienes de qué preocuparte —juntó sus manos mientras decía eso.

—Ejecutar el plan cualquier día es peligroso, así que propongo hacerlo esta noche y evitar que les sigan haciendo daño —seguí aferrada a mi idea.

—Por favor entiende, sé que es peligroso en cualquier día, pero hoy no se puede —el hombre se paró de su asiento y empezó a caminar por la habitación. —Trajeron algunos demonios de guardia para buscar los productos que escaparon, la mayoría están cuidando la entrada de Lambda. Ejecutar el plan con ellos afuera sería un suicidio para nosotros.

LA NUEVA MINERVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora