LA ANIQUILACIÓN PARTE 3

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—¿Estás segura de que es ella? —mientras caminaban hacia mí estaban conversando.

—Sí, es la misma de las fotos.

—No lo parece, ¿no habían dicho que era amable y alegre? —el más alto se quedó observándome justo enfrente de mí; se agachó y me observó, o eso parecía, por su máscara no podía distinguir si me miraba o sólo miraba el suelo.

—Confía en mí.

Aún no podía quitarme las cajas de encima, para mí suerte (o mi desgracia), el demonio alto me tomó de la capa y me levantó en el aire. Me sostuvo así por un largo rato, creo que me estaba analizando.

Por su conversación supuse que hablaban de mí, quizá se enteraron de que había alguien atacando las ciudades y llegaron a la conclusión de que era yo.

No, ellos mencionaron unas fotos, y que era "amable y alegre", ¿quién les contó eso de mí? ¿No estarán trabajando para la granja?

Agh, no, tampoco puede ser.

¿Entonces por qué me conocen?

—Ya causaste muchos problemas, jovencita —la sonrisa que hizo el demonio no me gustó en absoluto.

—No la asustes, Sonju.

—¡Sueltame, demonio! —intentaba zafarme pero parecía tener más fuerza que yo.

—No, vendrás con nosotros —ay no, ésto es secuestro.

—Oye, Sonju, ¿ella no está...?

Intenté moverme como pudiera para al menos quitarme la capa y así zafarme de él y escapar, pero me era difícil en la posición que estaba. Lo único que se me ocurrió en ese momento fue sacar el arma pequeña que traía escondida, aunque no me gustaría usarla.

Pero si no escapo de éstos dos, quién sabe lo que me podrían hacer, son demonios, y claro que están molestos por lo que hice.

Maldita sea, ¿por qué siguen vivos?

Los registros decían que la chica había sido devorada por los nobles, ¿entonces fue una mentira? ¿Cómo escapó?

De cualquier forma ahora debía alejarme de ellos antes de que suceda algo más, debo reunirme con los chicos... ¡Los chicos! ¿Habrán visto a éstos dos? ¿Estarán bien? Perdí la radio en el castillo, ni siquiera sé si están bien.

¿Por qué soy tan débil...?

No, yo no soy débil, ni siquiera debería pensar así. Soy bastante fuerte y capaz de asesinar miles de demonios, éstos dos no serán un problema.

Tomé el arma que tenía debajo de mi falda, ya estaba cargada. Quité el seguro y apunté directo al ojo del demonio que me tenía atrapada. Un sólo disparo y él empezó a quejarse por mi acción.

Por consecuencia, caí al suelo y me golpee sobre el brazo izquierdo, pero no debía quedarme ahí ni esperar a que el dolor pasara. Me levanté y corrí lejos de ellos dos, si quería matarlos debía buscar primero un lugar donde pudiera recuperarme.

Casi no podía mover mi brazo, seguro ya tenía más moretones o alguna herida pequeña. Diablos.

Corrí hacia una de las casas que ya estaban destrozadas, me escondí debajo de los escombros e intenté regular mi respiración. Aún me dolía el estómago y la espalda, creo que sí me lastimé con el golpe contra las cajas.

Ya curaré mis heridas en el refugio, por ahora sólo debo buscar a los chicos y decirles que debemos atacar a la chica de sangre maldita y su amigo, no deben seguir con vida o si no todo lo que hicimos habrá sido en vano.

LA NUEVA MINERVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora