LA ANIQUILACIÓN PARTE 2

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El mundo es cruel, eso lo supe desde que vi a Conny, y lo confirmé al llegar a Lambda.

Aún estando fuera de ese horrible infierno me di cuenta de que todo estaba podrido, no había esperanza alguna de vivir en conjunto. 

Alguno de los dos bandos tendría que morir, así fue desde hace más de mil años.

No somos comida, somos humanos, y queremos nuestra libertad.

Sí, no importa el costo.

—¡Las vas a pagar, maldita humana! —Geelan se retorcía de dolor mientras yo le clavaba mi espada en su ojo.

Ni siquiera fue tan difícil derrotarlo, ya estaba bastante cansado luego de la batalla contra la realeza, así que intentar asesinarlo no era tan difícil. Ya estaba contra el suelo, sus subordinados también habían sido derrotados, no quedaba otro demonio vivo más que él.

Sólo quería terminar con todo de una vez, sin ellos por fin la paz llegaría a nuestras vidas. No tendría sentido seguir con las granjas, éstas serían destruidas también. El plan estaba casi completado, al menos ya teníamos una parte hecha.

Quizá ya hayan terminado en las otras ciudades, no iba a ser tan complicado como aquí, así que podrían matarlos con tan solo la droga.

Luego de un rato, Geelan dejó de moverse, parecía que al fin su sufrimiento había acabado.

No sentí nada, tan sólo verlo ahí me causaba un poco de satisfacción; se comió mi oreja y obviamente planeaba traicionarme, y al ver que yo tenía más poder tan sólo quiso compensarlo dándome de comer. Patético.

Al menos ya no fastidiaría, ninguno de ellos.

—Vamonos al refugio, ya no hay nada que hacer —los chicos seguían en esa sala, apartados de mí.

—El trabajo está hecho, los demás probablemente ya hayan acabado con las otras ciudades.

—Yo me quedaré —contesté sin verlos, sólo me quedé mirando hacia el cuerpo del lord.

—Pero-

—Si quieren váyanse, yo me quedaré aquí a supervisar que todo vaya de acuerdo al plan.

Me senté de rodillas en el suelo, sacando una pequeña cuchilla que traía guardada.

Quería vivir, ver paisajes.

Pero soy un monstruo, ¿no es así?

Soy sólo una hija del diablo.

Lo hice por ellos, ¿qué acaso eso no está bien?

Era por su bien.

Alcé la cuchilla para luego clavarla contra la cara del demonio ya fallecido, de alguna forma tenía que descargar mi ira. Ya no podía más, estaba furiosa, realmente lo estaba.

Ésto no es algo que una persona como yo debería estar haciendo, quizá yo debería estar en casa con mi familia, leyendo o jugando; y en su lugar estoy cometiendo un genocidio, todo porque este mundo quiere arrebatarme a mis seres queridos.

Estos monstruos disfrutaron de mi oreja, se burlaron de mí, intentaron creerse superiores. No son más que un pedazo de escoria, iguales a los demás demonios. Aunque quisieran el bien de su raza, siguen siendo los malditos que nos asesinan a nosotros para poder sobrevivir.

De eso se trata este mundo, matar o ser matado. No importa que seamos sólo unos niños, debemos hacer lo posible para seguir con vida. No quiero terminar como Conny o Phil, no quiero perder a nadie más.

LA NUEVA MINERVADonde viven las historias. Descúbrelo ahora