Odette Harrelson, una chica nacida entre la pobreza es forzada a vivir en el palacio real tras perder a todos sus seres amados.
Obligada por las circunstancias se ve ante la necesidad de mentir acerca de su pasado y pelear por su libertad. Su único...
Nadie comprendía porque el enemigo había detenido su ataque. Todos habían salido corriendo después de unos minutos hacia el lugar donde la muralla de fuego había nacido y parecían decididos a atravesarla.
(...)
Alastair no podía darle crédito a lo que sus ojos veían. No huían, sabían que habían cumplido su cometido (cualquiera que ese fuera) así que se retiraban. No les prestaban atención ni atacaban. Los soldados se comenzaban a reunir a un lado del príncipe heredero para esperar nuevas instrucciones, pero él estaba atónito. Nunca había sido testigo de algo similar. "De dónde vengo, todos se han ido" exclamó Bastián. "Odette hizo esa barrera, hay que ir con ella. Estoy seguro de que está en peligro". "Ella está en el refugio," lo corrigió Alastair, mientras la tensión crecía en su estómago. "No se atrevería a desobedecer...". Los hermanos se miraron por una fracción de segundo y ambos estuvieron de acuerdo. Esa chica era impulsiva y no sabían que demonios le podría haber pasado pero no podía ser nada bueno. "Maldición," sujetaron con fuerza sus espadas y corrieron hacia ese lugar donde sólo encontraron un mar de cenizas. "Pero que...".
"¿Estos eran?," comenzó a decir Bastián pero él sólo ahogó sus palabras. "¿Esto nos pasará a nosotros también si intentamos cruzar?". "Es una barrera circular," comenzó a decir Nicholas. "Para que nada salga ni entre, será imposible que nosotros hagamos algo. Debe ser ella".
"¿A qué te refieres?," preguntó el heredero al trono. "Necesitamos entrar, ella podría estar en peligro... O algo peor".
"No podemos hacer nada, príncipe" le respondió el capitán con una tristeza profunda en su mirada. "Debe ser ella la que derribe la muralla".
"Pero usó tu fuego," bufó con enfado Bastián. "Deberías ser capaz de hacer algo".
"No...".
Su negativa era rotunda. Ni siquiera se había detenido a pensarlo. No podía hacer nada al respecto por más que quisiera. Su impotencia lo hacía sentir inútil y sin ningún valor ¿Cómo era posible que no pudiera hacer nada para ayudar a una de las personas que se había convertido en las más importantes para él?
Ahí estaban tres hombres que darían la vida por ella esperando verla de nuevo.
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