Horizonte

32 6 51
                                    

Algo estaba mal. No debía sentirse tan cómoda estando entre sus brazos. Sabía que debía romper el contacto pero sus brazos y piernas no le respondían. Nunca se había sentido de esta manera.
Su cuerpo estaba frío pero ella nunca había sentido tanta calidez. El corazón del príncipe latía en una melodia armoniosa. Podía sentir sus músculos tensos bajo todas esas capas de ropa. Su aroma era ambriagador, como la brisa que llevaba el olor de las flores en verano. Todo en su mundo se había detenido. No había sol. Ni lluvia. Ni viento.
Todo lo había sustituido este hombre que su corazón tanto odiaba hace solo unas horas.

<Alteza> dijo una voz a la distancia.
<¿Qué quieres, soldado?> respondió Bastián con fastidio.
Sus brazos la pegaron con más fuerza a su cuerpo. Como si intentara ocultarla de miradas curiosas. 
<Se me ordenó venir a informarle que debemos partir, el clima empeora cada vez más>.
<Puedes retirarte> le ordenó sin mirarlo y el soldado hizo una reverencia para después desaparecer entre los árboles.

Suspiró y colocó su cabeza sobre la de Odette.
<Lo siento pero debemos irnos, cariño>.
La soltó solo un instante para tomarla en sus brazos de nuevo.
<Yo te llevaré>.
Comenzó a caminar cuesta abajo sin decir nada acerca del rostro sonrojado de Odette. Esta vez tuvo más precaución, la nieve estaba suelta y eso los podía hacer caer a ambos. Tenía prisa pero no por eso se apresuró.
La neblina les impedía ver lo que había en la distancia lejana pero por suerte ya habían encendido farolas para la caravana.
<Esta parte del territorio es peligrosa> comenzó a decir Bastián sin detenerse <Es estrecha y las montañas alrededor son muy altas. La neblina lo cubre todo y el clima no ayuda> suspiró <Son aproximadamente las tres o cuatro de la tarde y parece que es media noche>.
<Por suerte el camino ayuda para avanzar más rápido, ¿verdad?>.
<El camino, querida> respondió el príncipe con humor <Lo hago yo>.
Odette se sorprendió y volteó a verlo.
Esa era la razón por la cuál lucía pálido, pensó.
Llegaron hasta la carroza y ella no tuvo oportunidad de decir nada más.
El clima comenzaba a descomponerse sin medida. Lograban ver rayos caer en la distancia y una mezcla de nieve y lluvia caía en grandes cantidades arrasando todo a su paso.

<¿No crees que es mejor acampar?> le preguntó. Estaba preocupada por su salud, aún no recuperaba del todo el color en su rostro después de haber empleado ese nuevo poder frente a ella.
<Debemos avanzar hasta el anochecer> respondió <Ya vamos a partir, cúbrete bien. Tus manos parecen hielo>.
Él se iba a quitar la capa para entregársela a Odette pero ella negó con la cabeza. Le sonrió y se giró hacia Erina. Hizo una leve reverencia y se fue cerrando la puerta tras él.

<Es muy lindo> dijo Erina sonriendo <Alastair estaba vuelto loco buscándolos>.
<¿Porqué?> preguntó Odette sin entender porqué le decía eso.
<No lo sé> se encogió de hombros <Pero cuando le dijeron que se habían ido juntos se molestó> continuó <Es una persona que da algo de miedo cuando se enoja>.
<No sabría que decirte, yo apenas lo conozco> mintió Odette <Tendrás una vida para conocerlo a fondo, supongo>.
<Nunca terminas de conocer a una persona, lamento decírtelo>.
Odette tomó el dije que le había colocado Bastián alrededor del cuello entre sus manos y miró por la ventana dando por terminada su conversación.
La mirada de Erina era penetrante y un tanto perturbadora. Como si quisiera conocer todos y cada uno de sus secretos.

<No soy el enemigo> le dijo ofendida <Yo solo quiero que seamos amigas>.
Odette la miró con interés. ¿Porqué alguien como ella querría su amistad?
<Yo no soy buena haciendo amigos> le respondió <Nunca lo he sido>.
<¿No tenias amigos antes de venir aquí?> preguntó Erina mientras le colocaba en las piernas una de sus mantas especiales para el frío.
<Tobías> le dijo Odette en voz baja <Él es la única persona que nunca me ha abandonado por ser como soy>.
<¿Y dónde está él?>.
Odette titubeó unos momentos y llenó sus pulmones con una gran bocanada de aire.
<Él debe estar aquí, aunque no lo he visto> sonrió <Está bajo las órdenes directas del capitán>.
<¿Cómo es eso posible?> exclamó Erina con incredulidad <¿Acaso el posee magia... Cómo tú?.
Odette negó con la cabeza y cubrió el resto de su cuerpo.

Heredera de Hielo y Fuego [En Proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora