33: Pictor, Alpha Pictoris, 38 años luz.
El golpe sordo. El crujido. Un impacto seco. Fulminante. El silencio que le precedió. La sangre. Sangre por todas partes. La tenía en la cara. Podía notar su sabor en la punta de la lengua. En la palma de las manos.
Me quedé bloqueada, muy quieta, sin poder apartar los ojos de la escena, sin apenas escuchar la gente de mi alrededor. Solo la música bombardeándome los oídos.
Abrí los ojos de golpe, notando como temblaba. Fue apenas un segundo. Un instante en el que no supe ubicarme y fue como si una cuerda se tensara alrededor de mi cuello y me impidiese respirar. Hasta que, poco a poco, empecé a ser consciente de mi entorno. Del hecho de que estaba en mi cama, empapada en sudor y con lágrimas corriéndome por la cara. Pero en mi cama. En mi habitación.
Me froté el rostro con las manos, eliminando la humedad, secándome las lágrimas y sorbiendo por la nariz. La respiración de Jaden era pausada, profunda, mi cerebro se dejó guiar por eso, usándolo como una guía entre todo lo que había salido a pasear desde ese lugar recóndito donde apilaba las cosas que no me gustaban. Echando a patadas esos recuerdos que cada vez escapaban con mayor frecuencia. Con más intensidad.
Me giré un poco para ver su perfil.
Estaba acomodada con mi espalda sobre su pecho, cálido y fuerte, que descendía y ascendía al ritmo de sus respiraciones. Un brazo me rodeaba la cintura. Se había quitado la sudadera y en su tez podía apreciar la tinta de los tatuajes, como se curvaba, estiraba, dotándoles de forma. acaricié con la yema de los dedos aquellos contornos, sintiendo la musculatura de debajo. Poco a poco me fui centrando y me relajé, agotada, acurrucándome más contra él. Era tan grande que apenas cabíamos en la cama los dos.
Jaden gruñó algo, aún medio adormilado y escondió el rostro en mi cabello. Sus labios me rozaron la nuca mandando una descarga de alto voltaje por mis nervios, haciéndome tomar aire de forma irregular. Estaba por todas partes. Envolviéndome. Acunándome. Su perfume se había impregnado en las sábanas, debajo de mi piel.
Aún podía percibir los estragos que había ocasionado en mi anatomía en los vestuarios. Seguí acariciando su brazo, con lentitud, sin pensar en nada que no fuese en él. En como trepó por la fachada. En como me miraba. En el sonido de su voz. En como era capaz de hacerme un millón de pedazos con ella.
Jaden se removió, despertándose, sus labios bajaron por mi nuca, despacio e inspiró antes de apegarme más contra él, aunque prácticamente era imposible. Mi trasero estaba alineado con su entrepierna y no pude evitar emitir una mezcla de jadeo y risa. Lo sentí sonreír, contra mi piel.
—Buenos días —pronunció, con la voz tomada por el sueño, aún adormilado.
—Buenos días.
—Hm... —murmuró y empezó a repartir besos por mi cuello, por mis hombros—. Podría acostumbrarme a esto.
Me enderecé un poco para mirarlo y Jaden reclinó la cabeza contra la almohada. Tenía el cabello aplastado por el lado que había dormido, con las ondas desechas y una sonrisa amplia, mostrando la dentadura. Las partículas de polvo flotaban como virutas doradas, arremolinándose en el estrecho rayo de luz que se filtraba a través de la cortina y le bañaba parte del rostro. Sus ojos eran mucho más claro, ambarinos, bajo él.
—Yo también.
Jaden se mordió el labio inferior, sin ser consciente el cosquilleo eléctrico que desencadenó en mi estómago. O quizás sí lo sabía. Volvió a atraerme hacia sí y sus dedos se deslizaron por debajo del tejido de mi pijama, tanteando mi abdomen caliente. Suspiré y él se rio.
![](https://img.wattpad.com/cover/282103030-288-k832940.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Iridiscencia ©
Roman pour Adolescents"Algunos tenemos un acabado mate, otros satinado, otros esmaltado. Pero de vez en cuando conoces a alguien que es iridiscente y, cuando ocurre, no hay nada comparable".