Cómplices [KookGi] ꪜ

3: La manipulación es la respuesta.

El fin de semana apenas empezaba y yo ya no podía más con mi vida. Mamá discutió con papá porque según ella, el ático estaba demasiado lleno de cosas que podríamos tirar o vender sin problema alguno, y él tuvo una crisis porque le era imposible deshacerse de toda su colección de estatuillas de los personajes de Harry Potter. Mamá se enojó cuestionando el por qué esos libros le gustaban tanto si solo tenía tres personajes asiáticos, y que para rematar uno de los nombres era Cho Chang.

—¡Me tienes cansada, Min Jaegyu, te odio!—la escuché gritar desde el primer piso, después de eso el sonido que hizo la puerta al azotarse retumbó por toda la casa.

Papá y yo nos encontrábamos en el ático, decidiendo con que nos íbamos a quedar. Personalmente la única cosa a la cual le daba más años de uso era a mi vieja bicicleta vintage, dejé de usarla cuando me compraron una eléctrica, pero la conservé ya que está pertenecía a mí abuelo paterno.

—Ya se le pasará—él simplemente se encogió de hombros mientras sellaba con cinta aislante la caja con sus estatuillas.—Está teniendo un momento difícil, ya sabes cariño, la menopausia.

Reí ojeando varias cajas en la esquina de la habitación.

—Estoy seguro de que mamá está muy joven para eso—dije obvio, ella tenía apenas 40.—Ve y disculpate con ella, vuestro aniversario está a la vuelta de la esquina—abrí una de las cajas, eran mis juguetes. Una sensación de nostalgia me invadió.

—Lo olvidé por completo—le oí decir alterado, rápidamente abrió la puerta y bajó de un salto, dándome el susto de mi vida—¡Shaden, mi amor, perdóname!

Mis padres se conocieron en un viaje en crucero a Italia. Mamá es japonesa, por lo que tuvieron dificultad al tratar de comunicar, se odiaron desde el primer momento en el que se vieron ya que el galán Min Jaegyu insultó a la elegante e inalcanzable Hirai Shaden sin querer al intentar hablar japonés; ellos amaban contarme esa historia y yo estaba muy saturado de escucharla. Pero no negaba que fuera una historia de amor digna de tener su propia adaptación en las pantallas grandes de Hollywood.

Mejor dicho en Netflix, esa gente hace películas de cualquier babosada.

Abrí otra caja, esta estaba repleta de álbums, pero uno en especial llamó mi atención, tenía escrito en la portada "MYG & JJK". Mi estómago se revolvió del asco, estaba por vomitar todo.

—Dios, dime que no es lo que creo...—murmuré para mí, tomando el álbum entre mis manos, con mucho miedo de abrirlo.—Debería quemarte—le hablé al objeto con desdén, como si este lograra escucharme.

La señora Jeon Juna se la pasaba con una cámara instantánea en sus manos cada vez que iba a su casa, insistía en recolectar fotos de Jungkook y yo "divirtiéndonos", si es que siquiera podía decirle así; pretendíamos llevarnos bien en presencia de nuestros padres. Digamos que no era un trabajo tan difícil, éramos niños varones que paseaban carritos por el piso, no teníamos que interactuar tanto, a veces salíamos al jardín y jugábamos básquet. Podrá soñar extraño, pero eso era lo único que disfrutaba hacer con él, incluso era bueno en ello, intenté entrar al equipo de la escuela, pero no quería estar obligado a pasar más tiempo con Jungkook.

Lo veía hasta en la sopa.

Los recuerdos de mi infancia hicieron que las manos me picaran con curiosidad por ver las fotos. Abrí el álbum (el cual hasta ese día no me había dignado en ojear) que me regaló mi amable vecina por mi cumpleaños número 17 y la primera foto que vi fue una de nuestro primer día de escuela superior. Mi sonrisa falsa era muy notoria, él me abrazaba por detrás como si fuéramos los mejores amigos de la vida. Ugh, la siguiente era un en la tenía la típica boca de pato que en ese entonces era muy popular. Había una en la que él tenía la frente apoyada en mi cien, sonriendo en grande; en otra me llevaba en su espalda, y la mayoría de las demás eran de nosotros en el jardín.