Cómplices [KookGi] ꪜ

14: Cruzar la delgada línea.

Como les prometí, este capítulo será más feliz que el anterior.

Advertencia: leve contenido sexual (+16)

Voten y comenten xfa

(Reproducir la canción del multimedia para una mejor experiencia)

^^^

La mañana después de aquel incidente fue... extraña.

Había dormido alrededor de diez horas.

Y todavía tenía sueño.

Rodé sobre mi cama una vez más, soltando un gruñido, no podía ni abrir los ojos por completo de lo cansado que me sentía, tanto física como mentalmente. El guión que se supone tenía que estudiar a memoria se encontraba en el suelo, lo miré con desdén desde mi incómoda posición, sobre mi panza y un brazo colgando de la cama. Mi rebelde cabello caía sobre mi cara e hice una nota mental: tenía que cortarlo sí o sí. Con toda la pereza del mundo hice el intento de levantarme. Una vez que logré sentarme, estiré extremidades y estas crujieron. Tenía a penas dieciocho años y el cuerpo me crujía como a un anciano. Ni a Hana del asilo le sonaban así los huesos.

Benditos sean los salarios de mis padres que me permitían tener un baño en mi propia habitación, lo mejor de todo es que tenía una bañera en lugar de una ducha. Sin siquiera molestarme en buscar ropa o una toalla, llené la bañera y me desnudé, procediendo a meterme en ella, suspirando cuando sentí el agua caliente envolver mi silueta, dejando que esta se llevara todas mis preocupaciones y pensamientos que me atormentaban. Hundí mi cabeza por unos segundos antes de salir otra vez a la superficie.

Seguía sin tener noticias de Seokjin o Jungkook. Más tarde en la noche cuando salí del hospital, los mensajes con mi vecino habían sido eliminados y solos quedaban las viejas y nostálgicas discusiones que solíamos tener casi a diario. Todo era más fácil cuando simplemente nos odiabamos, en ese momento no entendía qué era lo que pasaba entre nosotros, y me preguntaba cuándo todo se volvió tan confuso y difícil, tan extraño. Resoplé, cogiendo la esponja para restregarla sobre mis piernas, las cuales eran apenas visibles debajo del grueso velo de burbujas y espuma que cubría el agua.

Escuché la puerta de mi habitación abrirse. Supuse que era uno de mis padres, desde el día anterior habían estado paranoicos y venían a chequear que todo estuviera bien.

—¡Estoy en el baño!

Nadie respondió.

Estiré mi torso, la puerta del baño estaba entrecerrada, vi a alguien asomarse de a poco, hasta que la misteriosa silueta fue completamente visible. Jungkook me miró através de la reducida panorámica que le ofrecía la puerta, sonrió, aproximandose a zancadas. Fruncí el ceño, él vestía la misma pijama azul marino de siempre, con la diferencia de que la camisa estaba completamente desabotonada y yo recibía un festín de sus abdominales y pectorales. Sin tener tiempo de procesar lo que estaba pasando o gritarle que saliera de mi habitación, él ya se encontraba de frente a mí, y yo no podía decir una palabra mientras el se deshacía de aquella molesta prenda superior que no me permitía disfrutar la desnudez de su torso.

Tragué duro.

Igual de duro que sus músculos.

—Yoongi...—dijo mi nombre casi cantandolo, su aterciopelada voz viajó a mis oídos como si se tratara de una serena marea de playa, bañando con delicadeza todo a su paso, borrando huellas en la arena.

Nuevamente, no me dió tiempo para procesar y se metió a la bañera aún vistiendo su pantalón, se arrodilló, inclinándose sobre mí y una de sus traviesas manos hizo su rápido camino a mi muslo interior, mi respiración se vivió errática mientras las llemas de sus dedos trazaban figuras imaginarias sobre la zona, subiendo peligrosamente a mi entrepierna. Me sonrojé terriblemente al recordar el hecho de que yo estaba completamente desnudo y por inercia, cerré las piernas, atrapando la mano de Jungkook entre estas. Su toque quemaba, no importaba si el agua estaba caliente, la palma de su mano poseía el mismísimo infierno.