Cómplices [KookGi] ꪜ

10: Una desastrosa sinfonía.

Este capítulo será corto pero intenso.

Lo escribí mientras repetía una y otra vez la canción del multimedia.

Stan Loona.

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Jungkook.

Suspiré observando el papel en blanco, mis pensamientos eran un desastre total y el constante sonido que emitían las teclas del computador de Yoongi me estaba poniendo nervioso. Nos encontrábamos en su habitación, él acostado en su cama haciendo dios-sabe-qué, y yo en su escritorio usando mis dos últimas neuronas funcionales para poder completar la famosa lista que debía darle a Jimin. Me preguntaba si él también tuvo dificultad escribiendola, o tal vez simplemente era un persona a la cual nadie se molestaba en conocer más que superficialmente.

Park Jimin me gustaba tanto que me tenía como un caballero de los setecientos cortejando a su dama con cartas de amor.

No recuerdo cuando empezó, un día simplemente caí en cuenta de que me la pasaba mirándolo más de usual, más de lo que se podría considerar normal, todo en él me tenía hechizado. Pero observarlo de lejos ya no me era suficiente, necesitaba hacer algo al respecto. Entonces, después de intentar acercarme, de entrar en su rango visual, de hacer que supiera de mi existencia, no sólo descubrí lo tímido que podía llegar a ser, también llegó a mi conocimiento que era pésimo expresando lo que sentía.

Así que con toda la vergüenza del mundo, le pedí un consejo a la única persona en mi grupo de "amigos" que no burlaría de mi flechazo: Jung Hoseok.

—Es que no me lo creo—su perplejidad me ofendía. Al fin de cuentas era una persona, las personas tenemos flechazos.—Después de tantos años torturando a Yoongi...

—¿Qué tiene que ver él?

—Por como lo tratas, pareciera que no tienes corazón—explicó.

—Vamos, no lo trato tan mal...

—Sabías que tenías viruela y te acercaste a él solo para pasársela.

—Tal vez si lo trato muy mal...

Él negó con el cabeza, en señal de decepción. Yo sonreí al recordarlo. Estuvimos tres semanas encerrados en casa.

—Volviendo a Jimin,—Hoseok cambió de tema—creo que deberías encontrar algo que a ambos les guste.

—Ese es el problema, Hoseok—dije con frustración.—¡No sé qué le gusta!

—¡Entonces háblale!

—¡No puedo!

Hoseok suspiro, cansado. Momentos después su rostro se iluminó, una nueva idea cruzando por su mente.

—Puedes escribirle—sugirió.

—¿A qué te refieres?

—Una carta, un mensaje, cualquier cosa.

No fue fácil escribir esa primera carta, principalmente por lo ocurrido en el cumpleaños de Yoongi, las cosas entre nosotros estaban tensas y nuestro trato seguía en pie. Namjoon me había dicho que tenía una broma planeada para ese día, yo mantuve al margen de ello, no tenía ni ganas ni tiempo de molestar a mi vecino. Además, ya estábamos un poco grandes como para seguir en el monótono vaivén de nuestra relación: yo atacaba, él recibía el ataque sin chistar. Tal vez si Yoongi no hubiera hecho aquel comentario sobre mi nariz, solo tal vez creería en mi inocencia.

Tampoco soy era monstruo.

Lo de convertirme en el admirador secreto de Jimin fue un desastre desde el principio, pero no me culpen, qué iba a saber yo de la amistad entre el chico que me tenía en la palma de su mano y mi enemigo.