El amor y los semidioses.

A pesar de todo

En una tarde radiante en el campamento, estaba practicando con la espada en la arena. Un mal movimiento me hizo tropezar y caer al suelo, sosteniendo mi tobillo con expresión de dolor. La espada no es lo mío, anotado.

Percy, que pasaba por allí, y Annabeth, que estaba leyendo en la cercana Biblioteca de la Cabaña, notaron mi caída y corrieron hacia mí. A pesar del enojo reciente, la preocupación instantánea superó cualquier resentimiento.

—¿Estás bien, Andy? —preguntó Percy, agachándose a mi lado.

Annabeth, con su mirada analítica, evaluó la situación mientras se acercaba.

—Creo que me torcí el tobillo —dije, tratando de sonreír pero claramente incómoda.

—No te preocupes, Andy. —Percy me ayudó a sentarme—. ¿Puedes moverlo?

Annabeth, con su conocimiento de primeros auxilios, examinó mi tobillo con cuidado.

—No parece estar roto, pero deberías descansar un poco —aconsejó Annabeth.

Juntos, Percy y Annabeth me levantaron y me llevaron hacia una zona sombreada para que descansara. A medida que me atendían, me di cuenta de que, a pesar de nuestra 'pelea' reciente, seguían siendo mis amigos y se preocupaban genuinamente por mí.

—Gracias, chicos —les dije, sonriendo mientras apoyaba el tobillo—. Sé que nuestra discusión sólo fue eso, un desacuerdo. Pero me asusta perderlos.

La tensión que había estado presente antes se disipó.
Con lo que parecía ser ternura Annabeth me agarro la mano y declaró "Andy te prometí que seriamos amigas, yo no rompo mis promesas"

"Ya te adopté, sería malo de mi parte si te dejara en la calle" bromeó Percy. Y como suele ser nos reímos de lo que dijo.
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