Irina
Me quedé congelada cuando Adrien se acercó a mi para besarme, de verdad estaba pasando y era tan surreal. Nosotros dos estábamos tan cerca, a punto de juntar nuestroa labios. Era tan increíble que ni siquiera podía respirar, cuando sentí su respiración cerca de mi rostro cerré mis ojos, probablemente despertaría pronto del sueño, pero justo cuando pensé que sus labios tocarían los míos, alguien tocó la puerta.
Abrí los ojos y me alejé de golpe, quizás no estaba bien faltarle el respeto a Katharina de esa forma, después de todo ella era mi amiga, y no podía hacerle algo así, ya ella tenía suficientes inseguridades, no podía añadir una más.
Escuché a Adrien maldecir entre sus dientes.
Y aunque yo también me sentía frustrada, una parte de mí agradecía el hecho de no habernos besado.
Obedecí a su invitación y lo tomé de la mano, mi padre era un hombre impaciente.
— Buenos días — nos saludo desde la mesa donde esyaba sentado y se puso de pie — ¿Cómo han dormido?
— Buenos días señor Salvatore — Adrien le estrechó la mano — La ropa que ha enviado me ha quedado perfecta.
— Pero por favor — mi padre le soltó la mano — no me llames "señor Salvatore" si casi somos familia.
Ambos rieron, ambos se estaban llevando abrumadoramente bien.
— ¿Y cómo durmió mi princesa? — mi padre me tomó una de mis manos y la besó.
— He pasado una buena noche — respondí y quería que fuese mentira, pero dormir junto a Adrien no había sido tan malo.
— Pidamos el desayuno — dijo papá sentándose — muero de hambre y seguramente ustedes también.
A juzgar por la posición del sol, eran entre las diez u once de la mañana, la hora del desayuno había pasado. Pero si Marcus Salvatore quería desayunar, era mejor no contradecirlo.
— Entonces... — dijo mi padre luego de tomar un sorbo de café — ¿Cuándo es la boda?
Yo, que me estaba llevando un trozo de pan tostado a los labios lo aspire de golpe y estallé en una crisis de tos.
Adrien me dio palmaditas en la espalda y me miró con el mismo nivel de sorpresa que yo tenía. Pero me calmaba verlo, me transmitía paz.
— Papá — dije volviendo a la normalidad, mi padre nos miraba divertido — No voy a...
— Oh si. Claro que vas a casarte — dijo sin siquiera dejarme terminar — ¿Qué crees que hubiese hecho tu madre de enterarse que duermes con tu novio y que no quieres casarte? — mencionar a mamá era un golpe bajo — ¿Y si sales embarazada? Ningún nieto mío va a nacer fuera del matrimonio — mi padre estaba empezando a sonar enojado — Además, hasta donde sé, ustedes tienen un año siendo novios. El jóven acá — Señaló a Adrien — dijo que duerme más en tu casa que en la suya ¿Por qué no viven juntos definitivamente? Solo tendrían que formalizarlo con la boda ¿O es que no se aman lo suficiente?
Puse los ojos en blanco, lo que mi padre pedía era un absurdo, sin embargo, según las costumbres de mi familia lo que yo estaba haciendo era un sacrilegio, todos los Salvatore se casaban y por lo general, hasta donde yo podía recordar, todos los Salvatore tenían matrimonios largos, familias estables y hogares llenos de amor.
Era algo que tenía que ver con la forma en la que eramos criados, sin embargo, en el caso de mi padre, un accidente le arrebató a mamá de golpe, sin siquiera darle la oportunidad de ver crecer al producto de su amor.
— No te atrevas a usar el amor como estrategia de manipulación — solté con rabia — No puedes controlar mi vida papá, y tampoco menciones a mamá, es sucio.
Sentí como mis ojos comenzaban a llenarse de lágrimas y Adrien tomó mi mano para tranquilizarme y yo quité la mía con cuidado.
No podía permanecer un segundo más allí o terminaría callada como la noche anterior, sin embargo, tenía que calmarme.
— Voy al tocador —dije poniéndome de pie y alejándome de ellos – por favor no lo asesines en mi ausencia.
Dije refiriendome a mi padre, evidentemente, Adrien no mataría ni una mosca, pero papá, el gran Marcus Salvatore era de armas tomar. Aunque él estaba alejado de ese mundo, mi tío Dante y mi tío Enzo si que estaban metidos de lleno con la mafia italiana, por eso casi no nos vimos durante mi infancia, porque sus negocios no lo permitían.
Me metí al baño y me apoyé en el lavamanos, mi padre estaba enloqueciendo ¿Cómo iba a pedirme una boda? Yo entiendo que el se había enamorado de mi madre y ella de él, al punto que no tardaron mucho en casarse y tenerme, pero lo que me pedía era una completa locura, aunque podía decirle a Adrien que solo dijesemos que si al "compromiso" y ya, luego podríamos postergarlo tanto como quisiéramos.
Llené mis manos de agua y la eché a mi rostro, no había de otra, mi padre no aceptaría un "no" por respuesta y yo solo necesitaría librarme de él para seguir con mi vida.
Detuve una de mis manos en mis labios y cerré mis ojos, cómo me hubiese gustado que ese beso se fuese hecho realidad.
Sacudí mi cabeza, no era el momento de pensar en esas tonterías.
Sequé mi rostro con un par de toallas de papel, intenté ordenar un poco mi cabello y salí del baño dispuesta a cometer otra locura.
Me sorprendí al encontrar a Adrien y a mi padre entre risas, mi padre no se reía, nunca.
Los miré seria y mi padre cambió el semblante de inmediato al verme.
Me senté y mi padre se aclaró la garganta.
Aquí vamos de nuevo...
— En un mes celebraremos la boda — dijo y miré a Adrien completamente confundida.
¿Acaso se había vuelto a emborrachar en mi ausencia? ¿Qué clase de drogas le había dado mi padre?
Adrien se movió y echó su silla hacia atrás, se inclinó hasta dejar una rodilla apoyada en el piso y la otra flexionada, tomó una pequeña cajita de terciopelo de la mesa, la abrió y la sostuvo en una de sus manos mientras con la otra sostenía la mía.
— Irina Salvatore — habló con encanto — ¿Me harías el honor de ser mi esposa?
Me quedé helada.
Si aquello era un sueño, definitivamente no quería despertar.
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Novio Prestado
عاطفيةCuando Irina Salvatore le pide a su mejor amiga Katharina Cohen que le preste su novio, ella jamás imagina el caos que está a punto de desatar. Irina necesitaba un novio para que su padre, el gran Marcus Salvatore la dejase en paz y así poder contin...