VIII

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Abrió sus ojos con lentitud, se sentía cansado, como si hubiese escalado una montaña sin descansar, observó el techo y el inmaculado color blanco le lastimó los ojos, intentó incorporarse pero un fuerte dolor en el torso lo hizo quejarse y detener todos sus movimientos.

—Yo no recomiendo que te muevas mucho — escuchó una voz en tono despreocupado.

Sus ojos se movieron por la habitación, buscando al dueño de dicha voz, logró ver la silueta de alguien que se encontraba sentado a unos cuantos metros, su vista aún estaba borrosa, pero la postura de la silueta le resultaba bastante familiar.

El doctor Hiyori se puso de pie y caminó hasta quedar frente al rubio, traía consigo un cubo de rubik en sus manos.

—Nunca he podido completar estas cosas — dijo mientras jugueteaba con el cubo —pero un compañero neurocirujano me lo regaló — guardó el cubo en uno de los bolsillos de su bata y sacó un bolígrafo, después tomó la tabla que colgaba en la camilla —Tienes a mucha gente preocupada allá afuera, dormiste cerca de 17 horas — caminó hasta estar a un lado del rubio y comenzó a revisar sus reflejos —Hasta yo mismo comenzaba a preocuparme — sonrió de lado mientras anotaba algunos resultado en la tabla —Es bueno saber que ya puedo descartar un posible estado de coma — prosiguió con su revisión.

Bakugo dejó que el doctor lo revisara sin poner resistencia, no era la primera vez que despertaba en un hospital después de haber estado inconsistente por varios días, después de todo, el trabajo de un héroe es difícil.

Hiyori terminó su revisión física y volvió a colocarse frente al rubio —Parece que todo está en orden, la velocidad en la que se recupera tu cuerpo es envidiable — comentó mientras colocaba de nuevo la tabla en su lugar —Ya sólo tengo que hacerte unas cuantas preguntas — dijo mientras se paraba firme y pasaba sus manos por detrás de su espalda.

Bakugo lo miró con duda, aún se sentía un poco aturdido y su mente parecía un caos.

Chasqueó la lengua —Como sea — fue su forma de contestar positivamente.

Hiyori sonrió, había pasado suficiente tiempo con el rubio como para saber que le estaba dando luz verde al interrogatorio.

—De acuerdo — comentó en un tono divertido —¿Sabes quién soy yo? — preguntó tranquilo.

Bakugo enarcó una ceja —Un idiota — contestó con naturalidad, sin entender porqué el doctor le preguntaba esa estupidez.

Hiyori pudo sentir como se presentaba un tick nervioso en su ojo derecho —Sí, mi culpa, dejame cambiar un poco la pregunta — aclaró su garganta —¿Sabes cuál es mi nombre? — preguntó tratando de sonar tranquilo.

—¿Estás haciéndome una broma o algo así? — preguntó confundido.

—Sólo contesta — su semblante se tornó un poco más serio —pero no contestes con otra pregunta — dijo mientras lo señalaba con su dedo índices a modo de advertencia.

Bakugo rodó sus ojos —El maldito Hiyori Tobio, el doctor más extraño con el que me he topado — finalizó con una sonrisa ladina.

—Bien — Hiyori sonrió, feliz de que su paciente favorito lo recordara, pareció meditar su siguiente pregunta —¿Recuerdas por qué me conoces? — preguntó.

Bakugo frunció levemente el ceño, esto comenzaba a parecerle estúpido —Porque el idiota de mi jefe me pidió que viniera contigo — explicó en un tono fastidiado.

—¿Recuerdas por qué te envió conmigo? — preguntó con seriedad.

—Eso es porque... — Bakugo se detuvo abruptamente, como si le hubiesen arrancado las palabras de la boca, trató de buscar la respuesta en su cabeza, pero por más que trató, no lo logró.

Hanahaki [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora