XIV

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Inko acariciaba los cabellos de su adorado hijo, ambos estaban en el suelo de la pequeña sala, justo frente a la pequeña mesa de centro, Inko estaba sentada sobre sus rodillas e Izuku tenía su cabeza sobre las piernas de su madre.

El pecoso le había contado todo, no le importó el acuerdo que firmó, le dijo todo sin filtros, confiaba en su madre, sabía que era la única persona a la que le podía confiar cualquier secreto. Lloró hasta que su cabeza dolió y sintió sus ojos arder por la resequedad.

Inko trataba de mantenerse tranquila, con la esperanza de transmitirle esa tranquilidad a su adorado hijo.

Izuku le había confesado tantas cosas, debe admitir que se sintió sorprendida y preocupada por partes iguales. Ella ama a su hijo, no hay duda de eso, Izuku es lo más importante en su vida, lo adora y acepta tal como es. Sabe que todo lo que su hijo le confesó no fueron cosas sencillas de contar.

Su autodescubrimiento, su bisexualidad, el enamoramiento de su amigo de la infancia, el rompimiento de una relación que creyó estable, el enterarse de la condición de Katsuki, el verse olvidado por Katsuki, su bello corazón roto, el Hanahaki en su pecho, una posible mudanza a norteamérica.

Tantas cosas pasaron en tan poco tiempo que Izuku no ha podido procesar correctamente todo.

Acarició nuevamente el alborotado cabello de su niño —Hiciste bien en venir, cariño — habló con calma —Todos estos cambios en tu vida no son cosa fácil — observó el semblante decaído de su pequeño —Todos necesitamos contención ¿Cierto? —

Izuku asintió.

Inko sonrió —Sabes, cariño — dijo para llamar la atención de su pequeño, para ella siempre sería su pequeño —La vida no es como la planeamos — pudo ver como los brillantes ojos de su adorado hijo la miraban con atención —Las personas planean cosas para su vida, es normal, metas que quieren cumplir o solo cosas que quieren o desean hacer, pero no siempre la vida está a nuestro favor — vio la tristeza inundar los ojos de su hijo —Pero eso no quiere decir que no se van a cumplir — dijo con tranquilidad.

—Yo no — intentó hablar pero una de las manos de su madre jaló su mejilla, no lo hizo con fuerza, fue de manera suave y cariñosa.

—No interrumpas a tu madre — dijo sin cambiar su voz tranquila.

—Lo siento — dijo con la mirada baja y un puchero en sus labios.

Inko sonrió, era divertido ver el contraste de su hijo. Para muchos era un héroe profesional muy fuerte y valeroso, para ella seguía siendo su pequeño y adorable niño.

—Que la vida parezca en nuestra contra no quiere decir que lo esté, solo que debemos esforzarnos el doble para obtener lo que queremos — dijo mientras volvía a acariciar los rizos del menor —Si de verdad quieres algo ¿No es justo que demuestres cuanto lo mereces? —

Izuku no contestó, claro que quería luchar por el amor Katsuki, pero acercarse a él era poner en riesgo la vida del rubio y, ahora también, la de él mismo.

Inko vio la duda en los ojos de su hijo y suspiró —Cuando eras pequeño, tú soñabas con ser el héroe número uno — el rostro de Inko se tornó triste —Pero naciste sin kosei — eso era algo que aún lograba afectar a la mujer, agitó su cabeza para alejar los malos pensamientos y seguir hablando —Pero eso no te detuvo — observó a su hijo.

Izuku veía atentamente a su madre, expectante de las palabras de la mujer.

Inko sonrió —Pasaste de no tener kosei a tener 7 — dijo con un semblante más animado —Has recorrido un largo camino y aún no has llegado al final — se detuvo para limpiar las pequeñas lágrimas que comenzaban a salir de los ojos de su hijo —Lo mismo pasa ahora, puede que Katsuki te haya olvidado, pero eso no significa que sus caminos estén separados, solo significa que el camino se ha hecho más largo y empedrado — trató de explicar.

Hanahaki [KatsuDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora