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Un nuevo día amanecía... Pero para mí era un suplicio. Mi familia y yo teníamos una misión: Vigilar y descubrir los trapicheos de la familia Vongola.

Hacía escasas dos semanas, había habido un extraño terremoto en Namimori. Nos pusimos a investigar y descubrimos que había sido causado por alguna de las dudosas actividades de la Vongola. Para poder seguir todos sus movimientos, nos trasladamos cerca posible a ellos. Habíamos mudado a su ciudad, incluso empezamos estudiar en su mismo instituto. Hoy era el primer día.

Me levanté muy cansado. Casi no había dormido nada por la reunión que habíamos mantenido la noche anterior...

~LA NOCHE ANTERIOR~

Nos encontrábamos en el salón principal de nuestra base. Estamos todos: Mizuno, Julie, Adelheid, Koyo, Ooyama, Shittopi-chan y yo. Ellos era mi familia aunque solo Ooyama trataba bien, los demás me llamaban o perdedor Emma o patético.

Nos sentamos en una mesa redonda donde nos podíamos ver las caras. Yo me senté presidiendo la mesa.

A mi izquierda se sentó Koyo Aoba. Era musculoso y delgado. Siempre llevaba unas gafas especiales que sólo el podía utilizar. Tenía el pelo verde y los ojos color rojo. Era un gran apasionado del boxeo y su lema era "Al final". Poseía la Llama del Bosque.

A su lado se encontraba Shittopi-chan. Su verdadero nombre era Shitt P!, pero quería que la llama hacemos así. Era un tanto excéntrica. Era calva, tenía un solo mechón situado en la frente y de una S tatuada en la cabeza. Poseía la Llama del Pantano.

Sentada a su lado se encontraba Adelheid Suzuki. Era una chica muy alta, espelta y con grandes... Esto... Con una gran delantera. Empre tenía el ceño fruncido y una expresión severa y muy estricta. Tenía el pelo negro y los ojos rojos. Era nuestra Guardiana del Glaciar.

A su lado estaba el Guardián del Desierto, Julie Katou, (aunque tuviera nombre de mujer era un hombre). Era un mujeriego. Siempre iba sonriendo. Era desenfadado, despreocupado y le gusta estar solo. Lleva siempre un sombrero blanco, gafas de pasta y perilla. Siempre me llama patético...

El Guardián del Río, Mizuno Kaoru, estaba su lado. Era un chico tímido pero a la vez impulsivo. Era un amante del béisbol.

Sentado a mi derecha estaba Ooyama Rauji, el único que me trataba de una forma más amable y servicial, como un regordete perrito faldero. Tenía el pelo verde, una gran nariz, los labios gordos y una cicatriz en la cara en forma de X. Era muy callado y sólo hablaba sí se dirigían a él. A él le pertenecía la Llama de la Montaña.

Presidiendo la mesa estaba yo. Enma Kozato, décimo jefe de la familia Shimon y Guardián de la Llama de la Tierra. Soy un poco tímido, introvertido y tengo una apariencia triste y sombría. Soy bajito, delgado y flojucho. Soy pelirrojo y tengo los ojos de color rojo. No suelo dar una a derechas por eso me llaman "Perdedor Enma".

Después de esta presentación de mí familia, sigamos con el motivo de que no durmiera lo suficiente...

Empezamos la reunión. Estuvimos dos horas hablando y comentando posibles las estrategias que tomaríamos. Apunté todo lo que iban diciendo y creé la mejor estrategia posible.

-¿Todos de acuerdo en que Adelheid siga los pasos de la Guardiana de la Niebla?

-Sí

-¿Todos de acuerdo en que Koyo entre en la zona del Guardián del Sol?

-Sí

-¿Todos de acuerdo en que Julie entre en el terreno del Guardián de la Nube?

-Sí

-¿Todos de acuerdo en que Mizuno entable amistad con el Guardián de la Lluvia?

-Sí

-¿Todos de acuerdo en que Shittopi-chan espíe al Guardián de la Tormenta?

-Sí

-¿Todos de acuerdo en que Ooyama se acerque al Guardián del Rayo?

-Sí

-¿ Todos de acuerdo en qué Enma, osea yo, sea el compañero inseparable del décimo jefe de la Vongola?

-Sí

La suerte estaba echada. El éxito de la misión dependía, en que todos nosotros supiéramos ocupar nuestro lugar, en esta cárcel de locos en la que se había convertido mi vida.

CONTINUARÁ

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