Lost Memories

5.

Hospital de la Vongola.

Me había fastidiado. En cuanto cogiera a Mizuno le mataría.

Justo cuando iba a decirle Tsuna que le quería, le llamaron para decirle que Mizuno había atacado a Yamamoto. A tomar por culo todo.

Acompañé a Tsuna al hospital. Me sentía culpable por todo lo que había pasado. No había sido mi culpa pero era la culpa de un miembro de mi familia y por lo tanto recaía la culpa a mí.

Llegamos el hospital y buscamos con prisas la habitación del Guardián de la Lluvia. Al entrar en la habitación tuve que sujetar a Tsuna para que no cayera al suelo. Yamamoto estaba llena de tubos y tenía la cabeza vendada.

- ¿Qué ha pasado?

- Lo siento, no quería hacerle daño. Cuando me enfado pierdo los papeles.

Vi como Mizuno sonrió cuando todos se giraron para mirar al herido. Le hice una señal para que me acompañara fuera de la habitación. Cuando él cerró la puerta, le eché la bronca.

- ¡¿Pero qué has hecho?!

- Esa era nuestra misión. Acabar con la Vongola.

- No, no, no... Vigilarles y pillarles con las manos en la masa. Sólo eso. No matar a nadie.

- No le he matado. Solo le he dejado en coma.

- Sólo en coma. Tiene un pie en la tumba.

- Un Vongola menos.

- Nos has descubierto insensato. Ya no podremos estar cerca.

En ese momento la puerta de la habitación se abrió y Tsuna salió de ella. Miró a Mizuno con odio y a mí con desconfianza. ¿No habría oído?

- Me voy a casa.

- ¿Quieres que te acompañe?

- Por favor...

Dirigir una última mirada acusadora a Mizuno y salimos del hospital. El camino de vuelta a su casa fue en un silencio sepulcral e incómodo. Aunque hubiese preferido qué hubiese seguido así.

- ¿Quién eres Enma?

- Tu amigo ¿no?

- ¿Quién eres de verdad Enma?

Nos había escuchado. Ya no podría mentirte, ni siquiera intentarlo.

- Soy el jefe de una mafia.

- Sigue...

- De la Familia Shimon.

- ¿No estás solo por el colegio verdad?

- Si y no. También estamos siguiendo vuestros pasos.

- ¿Mandaste que atacaran a Yamamoto?

- No, yo no quería que esto pasara.

Llegamos a la puerta de su casa. Nos miramos y se me rompió el corazón. Mostraba una cara llena de odio y rabia aunque sus mejillas eran recorridas por regueros de lágrimas.

- Yo tampoco quería que pasara esto pero, acabaré contigo. Por Yamamoto.

Se metió en su casa y yo hice el camino de vuelta a la base cabizbajo. Tenía una posibilidad entre cien mil trillones de conseguir que Tsuna me amase. En otras palabras, era matemáticamente imposible... Putas matemáticas, siempre tocándome los huevos. Adiós al amor de mi vida.

CONTINUARÁ...