18.

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Dos días después. Monte de Namimori.

Pues aquí estamos. En el monte de Namimori. Pero no estoy preparado para la batalla. No quiero hacer daño a Tsuna. Supimos de la llegada de la Vongola por su aura y nos separamos. Me quedé totalmente solo.

Estaba en la mitad del monte y no sabía hacia dónde ir. Utilicé mis llamas como propulsores y empecé a buscar a Tsuna. Oí un ruido como de disparo. Me aparté de la trayectoria del disparo justo a tiempo de que unas llamas naranjas me golpearan. Esto me sonaba. Busqué su procedencia y mis ojos se encontraron con los de Tsuna.

- ¿Preparado para morir?

- Hasta que no volvamos a estar juntos no.

- ¡Ja!

Tsuna se acercó hacia mí a velocidad de vértigo y yo hice lo mismo. Un sonido hueco y una onda expansiva fueron el resultado del golpe entre Tsuna y yo. Nos separamos y empezamos a atacarnos con nuestras llamas. Caímos al suelo agotados.

- Tsuna para esto.

- Me utilizaste.

- No lo hice. Yo te quiero.

- No me vas a engañar más. Eso se ha acabado ya Enma.

- Por favor Tsuna. Confía en mí.

- Ya no puedo confiar en ti.

Se llevó las manos al estómago y volvió a arremeter contra mí. Esta vez fui yo más rápido. Le golpeé con mis llamas con todas mis fuerzas haciendole saltar por los aires. Cuando me di cuenta de lo que había hecho, corrí a ver cómo estaba. Pero me encontré frente a un barranco.

- ¡Tsuna!

Estaba asustado a más no poder. No quería perderle. Por fin di con él. Estaba agarrado a una raíz saliente.

- ¡Tsuna coge mi mano!

- ¡No puedo! ¡Tengo miedo!

- ¡Confía en mí! ¡Por favor!

Conseguí coger su mano pero no lo suficientemente bien. Empezó a resbalarse.

- ¡Enma!

- ¡Tsuna! ¡No dejaré que te caigas!

Empecé a resbalarme de donde estaba yo sujeto. Prefería caer con él antes de salvarme.

- ¡Suéltame Enma!

- ¡Ni de coña Tsuna!

- Lo siento Enma. Te quiero.- Susurró.

Noté como su mano abandonaba el guante. No pude cogerle. Vi como su cuerpo cayó al vacío. Mis músculos estaban estáticos. No pude moverme. Tsuna, mi querido Tsuna, acaba de morir ante mis ojos.

-¡¡¡TSUNA!!!

Lloré durante días. No fui a su funeral. No me veía con fuerzas. Lo único que me quedaba de él, era uno de sus guantes. Le había perdido para siempre.

CONTINUARÁ...

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