6.

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Base Shimon

Ya había pasado una semana desde que nos habíamos convertido en el enemigo número uno de la Vongola y ya quería morirme. Se me hacía muy cuesta arriba. Ya no podía ver a Tsuna como un enemigo. Le quería.

No me di cuenta de que Aoba había entrado en mi habitación.

-¡Enma! ¡ Bájate de ahí!

Estaba tan absorto en mis pensamientos, que no me había dado cuenta de que estaba sentado en la barandilla del balcón, con los pies hacia el vacío. Lentamente y con mucho cuidado volví a la habitación.

-¡¿ Pero en qué estabas pensando Enma?!

-En Tsuna. En nada...

Me miró como no creyendo mi historia. Me entregó una carta.

-¿ Y esto?

-De la Vongola.

Cogí la carta y la abrí. Esperaba buenas noticias pero no fue así.

- Es una declaración de guerra.

- ¿Qué hacemos Enma?

- De momento...

Qué iba a decir si ni yo mismo lo sabía.

- ¿Quieres que apague el Sol?

Eres una buena idea. Si conseguíamos aumentar la bajas en la Vongola, yo tendría que luchar contra Tsuna y... ¡Podría decirle lo que sentía por él! Eso o acabar muerto. A la aventura.

- Apaga el Sol. Pero no hagas como Mizuno.

- Tranquilo Enma, yo se contenerme.

Salió de la habitación y me tiré en la cama. Tsuna me odiaba y a partir de ahora más. Saque de debajo de la almohada una foto que me había hecho junto a Tsuna. Sin darme cuenta, me quedé dormido abrazado la fotografía.

Me encontraba en el claro de un bosque. Estaba totalmente solo. Me adentré totalmente en el bosque hasta que di con un lago. Al otro lado pude ver una figura. Sin saber cómo, la figura se elevó debido a dos propulsores de llamas naranjas y se acercó a una velocidad de vértigo. Mi instinto despertó e hizo lo mismo. Usé mis llamas rojas como propulsores y me acerqué a él.

Un sonido hueco y una onda expansiva fueron el resultado del choque entre la extraña figura y yo. La batalla fue muy dura y duró hasta que los dos caídos al suelo agotados.

La figura se acercó cojeando hasta mi y me pateó en el estómago. Me cogió del cuello y di con la cabeza en el suelo. Apretó el agarre que ejercía a mi cuello y entonces le vi la cara.

-Tsuna...

Me quedaba sin aire. Le di una patada en el estómago y cuando se apartó, eché a volar. Respiré aliviado pero el alivio duró poco. Noté una patada en la espalda y me golpeé contra una roca. Me acerqué lo más posible a él pero era más rápido que yo.

Antes de yo poder reaccionar, Tsuna había extendido los brazos y las llamas de uno de sus propulsores se dirigieron hacia mí, golpeandome. Caí al suelo sin poder casi ni moverme. Tsuna realizó la misma operación y como sus llamas se dirigían hacia mí. Cerré los ojos y...

Y me caí de la cama. Menos mal que había sido una pesadilla. Me levanté y caminé hacia el balcón. Había dormido durante toda la tarde.

Llamaron a la puerta y Aoba entró.

- El Guardián del Sol ya no será ningún problema aunque el jefe Vongola me vio cuando me lo llevaba.

Mierda... Ya ni una posibilidad. El cero absoluto.

- ¿Qué has hecho con ellos?

Por lo que me contó, Aoba había traído a Ryohei y le había encerrado en el sótano con una cadena de enredaderas. En cuanto a Tsuna, me había citado dentro de dos días en la montaña de Namimori para la gran batalla. La gran batalla te cambiaría el destino de nuestras vidas. Ojalá fuera para bien.

CONTINUARÁ...

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